En opinión de Fisher Investments España, un argumento habitual en las publicaciones financieras consiste en que un acontecimiento singular (por ejemplo, un concierto o un torneo deportivo regional) genera un gran impulso económico. Los aficionados que asisten al espectáculo gastan mucho no solo en entradas, sino también en alojamiento, restaurantes y comercios locales, entre otros negocios. Aunque este acontecimiento beneficia a determinadas industrias y empresas, no creemos que genere nuevos gastos. Más bien reasigna la actividad económica de un sector a otro. Por ejemplo, alguien puede gastar dinero en entradas para un concierto en lugar de irse de vacaciones a la playa o comprarse un sofá nuevo.

Además, el gasto asociado parece significativo si no se tiene en cuenta el contexto más amplio, pero palidece en comparación con la producción económica general. Por ejemplo, Fisher Investments España observó que algunos analistas estimaban que la gira veraniega de conciertos de la estrella del pop Taylor Swift supondría un impulso de 1200 millones de euros para la economía británica (i). Sin embargo, el subsector de artes, espectáculos y actividades recreativas contribuyó con 0,00 puntos porcentuales al producto interior bruto (PIB, medida de la producción económica elaborada por el gobierno) de junio (ii). El comercio minorista y el de la hostelería, sectores que supuestamente también se verían beneficiados, registraron una caída del 1,0 % respectivamente durante ese mes (iii). A pesar de todos los titulares que pueda acaparar un acontecimiento puntual, nuestros análisis sugieren que su impacto económico a largo plazo es irrelevante.

Sin embargo, la otra cara de la moneda también es cierta; los eventos negativos aislados, como las catástrofes naturales, no afectan automáticamente a la economía o los mercados. Algunos estudios reseñados por Fisher Investments España para formar su opinión enfatizan las catástrofes naturales y los daños asociados a ellas como causas de la pérdida de actividad económica. Tomemos como ejemplo las inundaciones del verano de 2021 en Alemania, que dañaron infraestructuras, destruyeron muchas casas y causaron más de 200 muertes (iv). Una aseguradora estimó el coste económico en 36 000 millones de euros (v).

No descartamos el devastador coste personal y social de las catástrofes naturales. Pero, desde una perspectiva estrictamente macroeconómica, su efecto es similar al de un acontecimiento único y positivo para la economía. Puede que las inundaciones alemanas hayan dejado a algunas empresas fuera de servicio, pero la catástrofe no ha destruido la actividad económica. Más bien, la retrasó o redirigió. Además, según los análisis de la historia bursátil que Fisher Investments España realiza para formar su opinión, los esfuerzos de reconstrucción —que impulsan temporalmente la producción económica— tienden a compensar con el tiempo las perturbaciones producidas por una catástrofe natural.

Los acontecimientos singulares crean ganadores y perdedores, por lo que no hay que sobrevalorar su impacto. Los titulares financieros que seguimos tienden a centrarse en un resultado: por ejemplo, los fondos gastados en los bares durante la Eurocopa de fútbol, los perdidos por la paralización de las fábricas tras una gran tormenta o el precio de las infraestructuras dañadas. No obstante, creemos que la realidad tiene más matices.

Analicemos la falacia de la ventana rota, un principio propuesto por el economista y filósofo francés del siglo XIX Frédéric Bastiat (vi). Bastiat utilizó la parábola del propietario de una tienda cuyo hijo rompe un escaparate. Este resultado supone un negocio para el cristalero de la ciudad. el cual se encarga de sustituir la ventana. Pero, como señala Bastiat, los seis francos que se pagan al cristalero significan que el propietario de la tienda tiene seis francos menos para gastar en otra cosa (por ejemplo, en zapatos nuevos o en un libro). La ventana rota supone una pérdida para el negocio del zapatero o del librero. Por tanto, obstaculizaba el crecimiento económico, ya que el propietario de la tienda podría haber tenido un escaparate y algo más. Sin embargo, la ventana rota, en sí, no es una pérdida total desde el punto de vista de la economía en general; es más bien una reasignación que afecta al crecimiento futuro.

En nuestra opinión, este ejemplo ilustra cómo los acontecimientos puntuales, ya sean positivos o destructivos, tienden a redirigir el dinero. Una entidad, ya sea una empresa, industria o economía, se beneficia mientras que otra sale perdiendo. Por tanto, creemos que es probable que el impacto económico resulte insignificante a nivel mundial. En opinión de Fisher Investments España, los mercados son capaces de identificar estas tendencias de forma clara, de ahí que rara vez reaccionen de forma significativa. Al comprender que el efecto de los acontecimientos singulares que acaparan titulares tiende a ser más de compensación que de creación o destrucción, creemos que los inversores pueden evitar sobrevalorar su impacto.

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(i) "Will Taylor Swift Provide a £1bn Boost to the UK Economy?" Heather Stewart, The Guardian, 17/5/2024.

(ii) Fuente: Oficina Nacional de Estadística, a 15/8/2024.

(iii) ibid.

(iv) "Natural Disasters Cost $280 Billion in 2021: German Firm", Elizabeth Schumacher, Deutsche Welle, 10/1/2022.

(v) ibid.

(vi) "That Which Is Seen, and That Which Is Not Seen", Claude Frédéric Bastiat, 25/11/2022. Acceso a través del Mises Institute.