Cuando le pedimos a Óscar Esteban, Sales Manager de Fidelity que defina qué es Fidelity Global Dividend incide en tres cualidades: es un fondo global, busca acciones que tengan un dividendo estable y creciente y consigue minimizar la volatilidad del mercado. Si nos adentramos un poco más en cómo es la selección de valores y el universo de inversión, este experto habla de la búsqueda de los denominados “Aristócratas del dividendo”, es decir, compañías que repartan dividendos porque tienen generación de ingresos, liquidez y balance los suficientemente saneado como para seguir repartiendo dividendo a lo largo del tiempo. “Y más que saber cuáles son esas compañías hoy, lo más importante es saber cuáles serán los aristócratas en el futuro”.

Un fondo que no tiene restricciones para invertir ni a nivel geográfico ni sectorial, que busca el crecimiento de las compañías a lo largo de los diferentes ciclos económicos y que intenta “que el dividendo sea una forma de generar retornos por encima de la inflación esperada y desde un punto de vista de total return”.  

 

 

El universo del fondo es el MSCI World y, dentro de éste, se excluyen las compañías que no repartan dividendo estable ni creciente. Esto da lugar a una “cartera concentrada que puede estar formada por entre 45- 55 compañías y con una rotación del 20-30% anual, con compañías que pueden estar en cartera hasta 3 años”.

El gestor participa con su capital en el fondo y se mide su consistencia a 3 y 5 años

Un fondo “sesgado” hacia valores defensivos y en los que la tecnología pesa poco, algo que ha provocado que la rentabilidad del fondo se haya visto “lastrada” en momentos puntuales, como en 2017 o en 2016. Sin embargo, “si nos ceñimos a la filosofía inicial del fondo, estas compañías tienen mucha liquidez pero no pagan dividendos. Esto deja ver también el perfil de preservación de capital que tiene el gestor porque, en mercados alcistas como el de 2017 el fondo quedó algo rezagado pero en mercados bajistas, con el MSCI cayendo un 9,5%, el fondo tan sólo cae un 4%”.

Esto es evidente con la beta de 0,68 que tenía a cierre de febrero. Un ratio que, el propio gestor, quiere mantener por debajo de 1 para caer menos en las caídas de mercado y tener un buen comportamiento en las subidas del mismo.
Un retorno que consigue con el colchón que dejan los dividendos que pagan las compañías. De hecho, Daniel Roberts, gestor del fondo, busca valores que paguen un dividendo inferior al 4% porque “históricamente ha visto que las compañías que ofrecen un dividendo superior, tienen altas probabilidades de no pagarlo, sobre todo en entornos recesivos”. Esto deja una rentabilidad por dividendo en el fondo del 3,1%, por encima del 2,4% del MSCI World.
Un fondo que cuenta con las dos clases – reparto y acumulación – y que se reparte de forma trimestral.  En el caso de la clase de acumulación, “los dividendos se reinvierten en el propio fondo”.

Con unos activos bajo gestión de 7.692 millones, y lanzado en 2012, Daniel Roberts tiene como premisa invertir en el fondo que gestiona. Además, desde la gestora se mide el retorno de los gestores a largo plazo. “A partir de los 3 años pero sobre todo a los 5 años se puede ver si el gestor es consistente o no con lo que gran parte de sus bonus se distribuyen en ese plazo”.

Aunque el Fidelity Global Dividend no tiene sello de sostenibilidad, desde la gestora hacen hincapié en hacer socialmente responsable toda la inversión. Algo que supone más engagement que el no invertir en ciertos sectores o compañías. “Procuramos que dentro de las compañías en las que estamos invertidos, si vemos que hay posibilidad de mejora social, medioambiental y sobre todo de gobierno corporativo (variable a la que se le da más importancia) tenemos ese compromiso con las compañías para poder hacerlo”. Desde Fidelity reconocen que la joya de la corona de la gestora son los analistas. Hace tres años contrataron 13 analistas ESG que han hecho coaching a los analistas financieros para que en el análisis de las compañías se incluyan preguntas relacionadas con la sostenibilidad. “A 31 de diciembre de 2019, Fidelity tiene análisis propietario ESG para todas las compañías que analiza y el gestor lo tiene en cuenta a la hora de incorporar acciones en cartera”.

Un fondo que está teniendo suscripciones especialmente por parte del inversor institucional, que es el inversor que a día de hoy mueve los flujos del mercado. Unos flujos que se concentran sobre todo en la clase de acumulación. Algo que, según Esteban, a la larga va a cambiar porque “cuando la gente lo compra y lo valora se da cuenta de que merece más la pena”.