La preocupación por las tecnológicas llega al tiempo que la mayoría de bancos de inversión, gestoras y organismos internacionales prevén que 2019 sea un año de desaceleración económica, sin llegar a la recesión en un contexto enmarcado por los expertos en el final del ciclo expansivo de EEUU. La guerra arancelaria entre EEUU y China marca la agenda del año que comienza, pero también a su vez empieza a cuestionar las hipótesis de beneficios de las compañías que más se la juegan en este escenario de enfrentamiento comercial.

 

“Era inevitable un borrón y cuenta nueva ante unas previsiones insostenibles para las tecnológicas, y ya se está produciendo: se prevé que el crecimiento del beneficio de las tecnológicas en 2019 sea de un solo dígito, elevado pero más modesto, lo que concuerda grosso modo con el mercado general”, explica Johan Van Der Biest, gestor de fondos en Candriam.

 

“Los aranceles menguan directamente los ingresos, pero además tienen efectos indirectos, pues muchas empresas chinas están postergando su inversión, lo que mermará tanto los beneficios de las compañías estadounidenses como los de las chinas. Un efecto a más largo plazo es que China está viéndose forzada a desarrollar su propio sector de semiconductores y empresas como Tencent ya han empezado a desarrollar chips de inteligencia artificial. Cualquier tregua entre EEUU y China favorecería a los valores tecnológicos”, comenta.

 

 

 

En estas negociaciones, uno de los puntos que el mercado baraja es que las autoridades aboguen por una mayor regulación tras los últimos escándalos de Facebook y las sanciones impuestas por la Comisión Europea a Apple y a Google. Entre los gobiernos preocupa el tamaño que han adquirido, su posición dominante en el mercado y su fiscalidad.

 

Francia anunció en diciembre que introducirá nuevos impuestos sobre las grandes compañías tecnológicas a partir de 2019, con el objetivo de recaudar 500 millones de euros. En España, el Gobierno de Pedro Sánchez ya ha defendido una tasa para las grandes empresas de Internet y del comercio electrónico, en línea con las tesis que también sostienen las autoridades de la Unión Europea.

 

El gestor de carteras de renta variable de Capital Group Don O’Neal explica que “a medio y largo plazo, la regulación podría afectar a sus modelos de negocios. Será un riesgo que podría estar con nosotros durante el próximo ciclo de elecciones presidenciales [de EEUU]. Dicho esto, creo que muchas de estas empresas podrán administrar sus negocios a pesar de una mayor regulación y control”.

 

Además de la guerra arancelaria, las incertidumbres han animado a una rotación de carteras hacia activos más defensivos en este final de 2018, y de ahí el comportamiento que se ha visto en compañías eléctricas, de servicios públicos y operadoras de telecomunicaciones. El repunte del interés del bono estadounidense a diez años hasta el 3% también ha animado a sobreponderar en cartera este tipo de activos olvidados en los últimos años. Con el retorno actual ofrecen atractivo para los inversores más conservadores y sin apenas riesgos.

 

Otro de los factores que explican la corrección de las FAANG han sido las revisiones de resultados que han llevado a cabo gigantes como Apple, Nvidia o Samsung. Tim Cook, consejero delegado de Apple, advirtió el 2 de enero que la guerra comercial y la desaceleración de la economía de China lastrará sus expectativas de ingresos en el primer trimestre del año hasta 9.000 millones de dólares.

Apple recorta un 10% el plan de producción de los nuevos iPhone

pple ha recortado en torno a un 10% su plan de producción de los nuevos modelos de iPhone para los próximos tres meses, según informa el diario 'Nikkei Asian Review', que cita fuentes conocedoras sin identificar, confirmando así los temores sobre la evolución de las ventas del dispositivo estrella de la compañía, después de que el consejero delegado de la multinacional, Tim Cook, anunciara la semana pasada de que los ingresos de la empresa entre octubre y diciembre no cumplieron las ex ...

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Apple anunció en noviembre que ya no ofrecerá el número de unidades vendidas por terminales. Este ocultismo, el mercado lo interpretó de forma negativa, ya que las ventas del iPhone se encuentran estancadas desde los últimos tres años, aunque la estrategia de elevar los precios de los teléfonos hasta ahora le había ido bien a la compañía con sede en Cupertino.

El gigante tecnológico que lidera Tim Cook vendió en su año fiscal 2018 casi 218 millones de teléfonos en todo el mundo, una cifra muy similar a la del año pasado, pero ingresó por ellos 25.000 millones de dólares más. Esto se explica porque el iPhone, que sigue representando el 66% de sus ingresos, pasó de tener un precio medio entre todos los modelos vendidos en 2017 de 618 dólares a 793 dólares por aparato en 2018.

 

 

La maduración del modelo de negocio Apple es algo que también ocurre en el resto de grandes tecnológicas. “Hasta ahora Alphabet (Google) viene creciendo un 20% anual y Facebook nada menos que un 45% anual. Pero en un claro signo de desaceleración, está previsto que Facebook crezca un 35% en 2018 y un 25% en 2019.Si bien las empresas FAANG serán aún importantes en 2019, ya no las consideramos vectores fundamentales de la evolución del sector”, apuntan desde Candriam.

“Seguimos convencidos de que el sector informático aún es una oportunidad atractiva de inversión, que continuará impulsado por el acelerado despliegue de nuevas aplicaciones disruptivas como el Internet de las cosas, la robótica avanzada, el 5G o el diodo orgánico de emisión de luz (OLED)”, arguye Van Der Biest.

Valores defensivos, pero con poca deuda

Los gestores de fondos apuntan que en esta fase de final de ciclo expansivo en Estados Unidos, las compañías llamadas a coger el testigo de las FAANG deben ser las compañías más defensivas, como consumo básico entre que se incluyen fabricantes y distribuidores de alimentos y bebidas, productores de artículos de uso doméstico y compañías de cuidados médicos.

Sin embargo, si se miran sus valoraciones estos sectores tampoco cotizan a precios baratos respecto a su beneficio anual (ratio PER): el MSCI World Health Care cuenta con un PER de 24,3 veces y el sectorial mundial de farmacéuticas y biotecnológicas con un PER de 23 veces. Por su parte, el índice de compañías de consumo básico, entre las que se incluyen Nestlé, P&G, Coca-Cola o Unilever, cuenta con una valoración de 20 veces. Por precios, los sectores más baratos son las automovilísticas con un PER de 7 veces, las compañías mineras y de materias primas, como ArcelorMittal o Glencore, con un PER de 10 veces y los bancos con un PER de 11 veces.

“Como estamos en una fase tardía del ciclo económico, con el tiempo será más difícil que las acciones cíclicas convenzan a los inversores. No somos tan positivos con respecto a los servicios públicos y las telecomunicaciones, que generalmente se agregan a este grupo, ya que muchos de ellos enfrentan importantes cantidades de deuda. Finalmente, siempre vale la pena buscar negocios únicos de alta calidad a precios justos. A medio plazo, ofrecen una atractiva relación entre rentabilidad y riesgo y los inversores no dependen tanto del futuro desarrollo económico como de las expectativas, como sucede con otros sectores”, indica Christian Schmitt, gestor senior de inversiones de Ethenea.

Desde la gestora suiza Pictet AM, su estratega jefe Luca Paolini comparte la misma visión, al tiempo que apunta que el período de subida de la valoración de las acciones cíclicas, especialmente las tecnológicas, ha terminado. ”La sobrevaloración se ha corregido en parte, pero pueden seguir comportándose peor en un entorno de menor crecimiento económico”, añade.

“Las acciones defensivas previsiblemente lo sigan haciendo mejor, especialmente salud, por su precio, y consumo básico. En principio los bancos son una oportunidad táctica interesante, porque están baratos y hay previsión de aumento de tipos de interés. Es un sector de alta sensibilidad al mercado y puede ser atractivo en Europa, pero está en tendencia bajista, por la limitación de aumentar comisiones y la digitalización. Incluso en EEUU no se han comportado bien este año. Por su parte el sector de servicios públicos tiene la desventaja de que se comporta como un bono y no le favorece un entorno de subida de tipos de interés. De todas formas, si la rentabilidad nominal se mantiene estable y la inflación sube la rentabilidad real puede ser positivo para los activos inmobiliarios”, valora.

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