El legendario inversor Sir John Templeton describió de manera célebre el ciclo de vida de un mercado alcista:  "Los mercados alcistas nacen en el pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia". Y aunque la euforia no es una señal inmediata de un mercado bajista inminente, sí es un signo al que los inversores deben estar atentos. 

A continuación, presentamos cinco errores que hay que evitar si la euforia aumenta y los mercados bursátiles se calientan.

Dejarse seducir por el éxito a corto plazo

La clave del éxito en las inversiones a largo plazo, tanto si invierte para su jubilación o para alcanzar otros objetivos financieros, no suele estribar en las rentabilidades reportadas a corto plazo. Una jubilación cómoda suele provenir de: 

  • comprender su verdadero horizonte temporal de inversión;
  • elegir los activos que le ofrezcan las mejores posibilidades de éxito en ese horizonte temporal;
  • no desviarse de su estrategia de inversión. 

Pero cuando los mercados se calientan, algunos inversores dejan de lado su plan de inversión para correr detrás de unos pocos valores de moda con la esperanza de conseguir grandes ganancias a corto plazo. Sin embargo, su horizonte temporal es el período de tiempo en el que sus activos deben invertirse para alcanzar sus objetivos de inversión a largo plazo. En el caso de los recién jubilados o los que están a punto de jubilarse, este lapso suele ser de décadas (es decir, el resto de su vida, o incluso más si prevé dejar en herencia sus activos). A la luz de estos objetivos, deberá disponer de una cartera diversificada que le ofrezca la mejor probabilidad de alcanzar sus objetivos durante una jubilación que podría durar 30 años o más. 

El mayor peligro que conlleva buscar el éxito a corto plazo es que puede llevarle a abandonar las claves del éxito a largo plazo, como la diversificación. A menos que sea un experto en la predicción de los movimientos del mercado en el corto plazo (comprando al precio más bajo y vendiendo en el punto más alto), concentrar su cartera en unos pocos valores estrella podría ser un fracaso si no terminan dando los resultados esperados. Es mejor ceñirse a su estrategia de inversión y dejar que los años de crecimiento similar al del mercado y el interés compuesto hagan el trabajo por usted.

Buscar grandes rentabilidades invirtiendo en valores ilíquidos

La liquidez se refiere a la capacidad de convertir una inversión en efectivo rápidamente. Un activo líquido es aquel que tiene un amplio mercado de compradores y vendedores. Los valores ilíquidos pueden suponer un riesgo añadido durante los puntos de inflexión del mercado. En el peor de los casos, puede verse obligado a aceptar un precio mucho más bajo de un comprador asustado por la volatilidad o tal vez ni siquiera pueda encontrar un comprador.

Lo último que necesita cuando un mercado alcista llega a su fin es una cartera de valores que no pueda vender fácilmente sin aceptar un fuerte descuento para deshacerse de ellos. Algunos tipos de activos ilíquidos son las inversiones privadas, los fondos inmobiliarios que no cotizan en bolsa, los bonos ilíquidos y los fondos de inversión que invierten en activos no cotizados. Los inversores suelen acudir a este tipo de activos por la rentabilidad que ofrecen o por la percepción de sufren menos episodios de volatilidad.

Las acciones suelen ser un activo muy líquido pero, en ciertas condiciones, el riesgo de liquidez puede suponer un problema. Por ejemplo, en un mercado bajista, las acciones de las empresas más pequeñas pueden volverse relativamente ilíquidas si los inversores empiezan a temer que algunas de esas no sobrevivan. Esta es, en parte, la razón por la que las acciones de pequeña capitalización tienden a presentar un peor comportamiento durante los ciclos bajistas. En este sentido, a la hora de diseñar su cartera, se aconseja evaluar su grado de liquidez en el caso en el que el mercado toque fondo en un ciclo bajista.

Comprar con dinero prestado

La avaricia puede incitar a los inversores a buscar otros recursos que permitan aumentar los rendimientos de la cartera que ya son sólidos. Una de las formas más fáciles (y potencialmente más peligrosas) de hacerlo es invirtiendo con dinero prestado. Los inversores suelen referirse a esta técnica con el término apalancamiento.

Mediante las cuentas de corretaje, los clientes pueden comprar valores mediante el dinero prestado por el bróker, cuyo proceso se conoce con el nombre compra con margen. Otros inversores pueden pedir una segunda hipoteca para invertir más dinero en los mercados. Independientemente de todas estas historias que aclaman el éxito de las inversiones impulsadas por el endeudamiento, no ignore los peligros asociados a estas inversiones. 

Aunque su cartera esté diversificada, invertir con dinero prestado significa que está asumiendo el riesgo de perder mucho más dinero que su inversión inicial si el mercado no se comporta de la manera esperada. El dinero prestado tiene que ser devuelto, por lo que la inversión apalancada acarrea el riesgo de convertir una caída temporal del mercado en algo mucho peor.

Caer presa de los pronósticos a largo plazo de grandes riquezas

La mayoría de la gente no se fiaría de una previsión meteorológica para mediados de diciembre basada únicamente en lo suave que fue el primer día de mayo. Sin embargo, los inversores suelen actuar de manera similar cuando los mercados empiezan a calentarse. 

Cuando el optimismo se convierte en euforia, algunos inversores empiezan a tener una confianza ciega (e invierten demasiado) en empresas, sectores o tendencias que recientemente han resultado ser prometedores, pero que probablemente tardarán décadas en desarrollarse plenamente. 

En el año 2000, muchos estaban convencidos de que las perspectivas a largo plazo de la fibra óptica eran muy prometedoras. Por desgracia, esa tesis fracasó estrepitosamente con la crisis tecnológica. Incluso cuando la hipótesis es correcta (como en el caso de los valores de comercio electrónico en el 2000), es difícil elegir a los verdaderos ganadores. 

Lo que podría ser muy importante dentro de 20 años no debería ser necesariamente una parte fundamental de su plan de inversión actual. La extrapolación de las tendencias a corto plazo en pronósticos a largo plazo no tiene en cuenta las complejas interacciones en los mercados y las economías. Las narrativas excesivamente simplificadas y las hipótesis de inversión infundadas acarrean el riesgo de dejar a los inversores demasiado expuestos y poco diversificados.

Sentirse solo

Invertir no es fácil y, dado que es una práctica muy personal, a menudo puede ser un camino solitario. Algunos inversores lo afrontan siguiendo a la multitud, lanzándose a invertir en los valores que recomiendan sus amigos o la prensa financiera. Creemos que es mejor consultar a un asesor de inversiones de confianza, sobre todo cuando los mercados, sumidos en la euforia, le dejan perplejo o le preocupa estar perdiéndose grandes rentabilidades. 

Un asesor puede proporcionarle una planificación personalizada que se adapte a sus objetivos financieros a largo plazo y ofrecerle una perspectiva útil en un entorno de mercado difícil. Asimismo, puede responder a sus preguntas y ofrecerle una segunda opinión que podría ayudarle a evitar costosos errores. También puede ayudarle a determinar la euforia en los mercados y a detectar los momentos en los que debe subir la guardia.

Aunque los mercados se estén revalorizando, siempre debe estar alerta. La precaución puede ayudarle a protegerse tanto del miedo como de la codicia. Si tiene en mente estos errores a la hora de invertir, creemos que tendrá más probabilidades de alcanzar sus objetivos financieros a largo plazo.

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El presente documento recoge la opinión general de Fisher Investments España y Fisher Investments Europe, y no debe ser considerado como un servicio de asesoramiento personalizado en materia de inversiones o fiscal, ni un reflejo de la rentabilidad de sus clientes. No existe garantía alguna de que Fisher Investments España o Fisher Investments Europe sigan sosteniendo estas opiniones, que pueden cambiar en cualquier momento a partir de nuevos datos, análisis o consideraciones. La información aquí contenida no pretende ser una recomendación o pronóstico de las condiciones del mercado. En su lugar, tiene por objeto esclarecer los aspectos tratados. Los mercados actuales y futuros pueden diferir ampliamente de los que se describen en este documento. Asimismo, no se garantiza la exactitud de ninguna de las hipótesis empleadas en los ejemplos contenidos en este documento. Invertir en los mercados financieros implica un riesgo de pérdida, y no hay garantías de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. La rentabilidad pasada no garantiza ni indica los resultados futuros de manera fiable. El valor de las inversiones y los ingresos procedentes de ellas están sometidos a la fluctuación de los mercados financieros mundiales y de los tipos de cambio internacionales.

1 El público inversor suele clasificar los ciclos bursátiles en dos tendencias generales denominadas mercados bajistas y alcistas. Un mercado bajista es una caída basada en los fundamentales igual o superior al 20 % durante un período prolongado. En cambio, mercado alcista es un periodo prolongado marcado por la revalorización general de las cotizaciones, aunque sufre episodios de volatilidad en el camino.