El Bundesbank recogía esta semana en su boletín mensual que la recesión en Alemania, la locomotora económica de la zona euro, es cada vez más probable y que la inflación seguirá acelerándose y podría superar el 10% este otoño. 

Más negativa es la perspectiva para Reino Unido. La inflación podría llegar a un máximo del 18,6% en enero, más de nueve veces el objetivo del Banco de Inglaterra, según recoge el banco estadounidense Citi, elevando de nuevo su previsión a la luz del último salto de los precios de la energía. Aunque Reino Unido no pertenece a la zona euro y no es competencia del Banco Central Europeo (BCE) intentar contener su IPC, nos da pistas de por dónde pueden ir los tiros en el resto de Europa. 

Los precios de la electricidad en Europa se han disparado tanto que ahora equivalen a más de 1.000 dólares por barril de petróleo, según Bloomberg. La escasez de gas es el principal impulsor, ya que los cortes en el suministro de Rusia empujaron el precio del combustible a unas 13 veces su norma estacional, mientras que las olas de calor y la sequía impulsaron la demanda de electricidad y redujeron la producción hidroeléctrica y nuclear.

Los precios del gas siguen también en niveles récord, por encima de los precios que se alcanzaron al comenzar la guerra en Ucrania: 

Emmanuelle Wargon, la nueva jefa del regulador energético francés CRE, confiaba en que el país lograría su objetivo de llenar completamente sus instalaciones de almacenamiento de gas para el 1 de noviembre, frente al poco más del 88% actual.

"Nuestro objetivo es el 100%. Estamos en el buen camino para conseguirlo", declaró Wargon a la radio RMC.

Francia depende menos que algunos de sus vecinos de las importaciones de gas procedentes de Rusia, que representan alrededor del 17% de su consumo de gas.

Sin embargo, la preocupación por el suministro de Rusia persiste, ya que Francia se enfrenta a una generación de electricidad ya limitada debido al mantenimiento inesperado de sus envejecidos reactores nucleares, lo que hace temer la escasez en invierno.

El suministro de gas natural ruso a Europa se ha reducido en un 75% con respecto al año anterior, mientras que la empresa exportadora Gazprom anunció la semana pasada un mantenimiento no programado en el gasoducto Nord Stream 1, que discurre bajo el mar Báltico hasta Alemania.

Mientras, en varios países y sectores se están firmando acuerdos con los trabajadores para aumentar los salarios. "Esto añade más potencia a la inflación", apunta Antonio Castelo, desde iBroker. Es un problema, apunta, generado por esas subidas de los precios de la energía, que se acaba reflejando en el resto de sectores de la economía. 

Lo más grave es que si empeora la crisis energética en Europa, dice el experto, "vamos a tener servida una importante recesión en Europa (...) elevada inflación, recesión, igual a estanflación, que es el peor de los escenarios posibles para la economía". En este sentido, el experto señala que "los políticos han sido incautos", ya que han comenzado a implementar la Agenda 2030 sin tener un plan claro y realista de transición energética. 

Según explica Castelo, el Banco Central Europeo "se ha encontrado una enorme patata caliente". La inflación se suma a una economía europea débil tras la pandemia y con una elevada deuda. En este entorno, debe subir tipos cuanto antes y hacerlo con contundencia, dado que, además, el euro débil, supone importar inflación, al tener que pagar la energía en dólares. En este sentido, el experto cree que el BCE llevará a cabo alzas de, al menos, medio punto. "En cualquier caso, vamos a tener meses muy complicados por delante", explica.