Esta evolución alentadora se debe a las sensibles subidas observadas en Alemania (+0,7% después del 0,0% del trimestre) y en Francia (+0,5% después de un -0,2%), sumadas a bajadas menos pronunciadas en Italia (-0,2%, después del -0,6%) y en España (-0,1% después del -0,5%), y avala un poco más la idea de que el nadir de la recesión se alcanzó al final del año 2012.
Esta reciente mejora cíclica no puede ocultar sin embargo las disparidades surgidas durante los cuatro últimos años tanto entre países de la zona euro, como entre la propia zona euro y Estados Unidos
Por lo tanto, la mejora coyuntural observada estos últimos años queda muy relativizada a la luz de los resultados de los cuatro años anteriores. Es fruto de la mejora de los componentes más cíclicos de la economía, que recobran un poco de tono gracias a la demanda exterior. Pero la demanda interna sigue bajo presión en el grueso de la unión monetaria, debido a unas tasas de desempleo récord y a la austeridad presupuestaria adoptada por la mayoría de las economías europeas. La recuperación de la confianza de los hogares observada desde principios de año solo traduce la detención del desplome del consumo, y aún no permite entrever un verdadero retorno al crecimiento del componente principal del PIB en la eurozona.
Lógicamente, Alemania disfruta de un dinamismo superior al promedio de la unión monetaria, mientras los indicadores franceses se estancan y permanecen en zona de contracción. Más en general, sin embargo, los niveles descritos por estos índices siguen siendo flojos, y sugieren más una estabilización que una verdadera reactivación de la actividad en Europa.
Esta situación tiene implicaciones en la política monetaria: la reciente dinámica alentadora reduce la probabilidad de una nueva rebaja del tipo de referencia, que actualmente se sitúa en el 0,50%. Pero la ausencia de una verdadera perspectiva de reactivación del crecimiento, el estrangulamiento que sigue produciendo la austeridad presupuestaria, y la crisis del crédito que continúa afectando a Italia y España exigen que se sigan manteniendo unas condiciones monetarias muy acomodaticias. Así lo ha confirmado el BCE después de su última reunión: ha reiterado su intención de mantener un tipo de referencia “al nivel actual o más bajo aún durante un periodo de tiempo prolongado”, anunciado en julio para contener las presiones alcistas sobre los tipos. Esperemos simplemente que durante los próximos meses, la zona euro no sufra otro acceso de debilidad que exija un nuevo gesto del banco central.