Ethereum vuelve a estar en una encrucijada, mientras se mueve a golpe de volatilidad, mucho más castigada en el mercado, de forma anual, que Bitcoin. A pesar del repunte del 32% desde mínimos del año, marcado hace algo más de 10 días, lo cierto es que su continuidad, el de los avances, están en entredicho con este contexto de mercado.
Los movimientos abruptos sobre el activo se siguen sucediendo, tanto de rebote como de caídas, y la gran pregunta es si desde esos niveles seguirá recuperando posiciones hasta los 2.500 dólares para este verano. De momento todo está en el aire y nadie apuesta decididamente por ello. En especial debido a algunos indicios que se producen en el mercado.
El primero de ellos es el nivel del valor total bloqueado dentro del ecosistema de blockchain de Ethereum. Se trata de las siglas TVL que han perdido mucha fuerza desde sus niveles del pasado año. Si en lo peor de la pandemia, en marzo de 2020 marcaban niveles de 465 millones de dólares, ese valor se elevó, en noviembre del año, nada menos que hasta 159.000.
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En el presente ejercicio marcaba sus mejores niveles en abril, con más de 121.000 millones para colocarse ahora en niveles de 48.790 millones, en mucho menos de la mitad. Ese aumento exponencial que se veía en la crisis pandémica, del 34.000% se ha perdido y parece estar además a años luz de esos niveles en la actualidad.
Otro síntoma de debilidad de Ethereum son los datos de retirada de inversión institucional sobre Ethereum, algo que se ha producido en mucha mayor medida que sobre Bitcoin, lo que puede inducir a pensar que interés sobre las finanzas descentralizadas de la segunda criptomoneda del mercado se ha venido a menos.
Hablamos de un recorte de hasta 458 millones de dólares en lo que llevamos de año en los fondos basados en Ethereum. Sólo en la semana del 17 de junio, esa caída alcanzó los 70 millones de dólares frente a las entradas de más de 28 millones en Ethereum, con lo que acumulaba nada menos que 11 semana seguidas de salidas de capital.
A esto se suma también la caída desde abril que se produce en su hashrate, es decir, la unidad de medida de potencia del procesamiento, con 10 TH/s que significan 10 billones de cálculos por segundo en la red. Y lleva cayendo desde abril por encima del 10% mientras siguen desplomando los ingresos de la minería debido al precio de Ethereum. Ahora se mantiene en el nivel de los 934 TH/s.
En la evolución de su cotización vemos que Ethereum sube un 4% semanal, mientras que su caída mensual alcanza el 32,2%. Ya en el semestre el recorte es de consideración, del 69,3% mientras que, en lo que va de año, Ethereum pierde en el mercado un 67,9% de su precio y su capitalización se coloca en los 142.380 millones de dólares.
Esto también incidirá en otras vertientes y puede afectar a los fabricantes de procesadores. De hecho, Morgan Stanley destaca que cuando pase de la Prueba de Trabajo a la Prueba de Participación en la denominada fusión, eliminará la necesidad de mineros, reducirá por tanto la demanda de unidades de procesamiento de gráficos, las denominadas GPU ahora tan demandadas y, además, reducirá drásticamente los requisitos de energía.
El informe también considera que podría, como ya se está hablando en el mercado, de retrasarse la fusión, inicialmente prevista en septiembre, o antes en agosto. 2023 parece ser más probable según los analistas de la firma estadounidense.
Además, consideran desde Morgan Stanley que el paso a la PoS no va a resolver los problemas de escalabilidad de Ethereum como muchos cree, como la cantidad de transacciones por segundo y que tampoco se producirá otro factor importante que muchos esperan: tarifas más bajas en sus procesos.
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