Según David Kohl
Como decía en su artículo de hoy Antonio Castelo, especialista en mercados de Interdin.com , “la cuestión griega sigue aún lejos de estar resuelta y previsiblemente volverá al primer plano en los próximos meses, incluso si las instituciones dan el visto bueno genérico esta semana a las propuestas fiscales de Grecia. Además de tener que resolverse aún el problema de cómo se financiará el país en marzo (el acuerdo no contempla pagos al menos hasta abril, cuando se haya verificado que se cumplen las condiciones), la gran contradicción entre el acuerdo alcanzado y el programa electoral de
Es decir, que aunque las aguas se han calmado en los últimos días, todo dista mucho de haberse resuelto. Más, si se tiene en cuenta que Grecia ha sido el país que más se ha declarado en default en los últimos años.
Según el gráfico que prepara Bank of America Merrill Lynch, el país ha estado casi 50 años en situación de impagos desde 1800, es decir, es el país que más años ha estado sin pagar a sus acreedores externos. En concreto, de acuerdo con estos datos, el estado ha dejado de pagar en unas cinco ocasiones. Y no ha sido el único, tal y como puede observarse.
Para los analistas del banco de inversión estadounidense, “el exceso de deuda externa es un fenómeno global y los riesgos de default se mantienen altos. Sin embargo, el desapalancamiento es mínimo desde la crisis Global financiera de mediados de la década pasada. Esto podría afectar el futuro crecimiento económico”, afirman.
En su opinión, los riesgos de default en 2015 han aumentado en un gran número de países entre los que se encuentran Grecia, Venezuela, Ucrania, Nigeria, Rusia y Brasil.
“La historia en los últimos 200 años muestra claramente que los inversores no deben sorprenderse en absoluto si en los próximos años se producen más impagos y reestructuraciones de deuda”, explican en Bank of America Merrill Lynch.
Desde su percepción en ausencia de crecimiento, los gobierno excesivamente endeudados han elegido históricamente entre los defaults, la reestructuración, la devaluación o la inflación –o una combinación de todas estas medidas-.