Así, aunque oficialmente el Tesoro se quedaría sin capacidad para emitir bonos a partir de mediados de octubre, mediante ingeniería financiera podría aplazar la fecha límite hasta el 1 de noviembre. Conforme vamos acercándonos a esa fecha sin que haya habido alguna resolución por parte del Congreso, el riesgo de impago de EEUU con sus acreedores se irá incrementando”, afirman.
“En este sentido, la percepción del mercado respecto a la cuestión fiscal estadounidense se deterioraría de manera significativa y acelerada. Basta recordar el comportamiento de los activos de riesgo durante el episodio del verano de 2011, cuando EEUU perdió por primera vez la máxima calificación crediticia, aun habiéndose alcanzado un acuerdo sobre la bocina. Pero, somos optimistas respecto al alcance de acuerdo sobre la ampliación del techo de la deuda, ningún partido político quiere ser responsable del primer default de EEUU en toda su historia”, concluyen.