Hace sólo unos días, antes justo de la decisión de la FED, Morgan Stanley subía el precio objetivo del índice para los próximos 12 meses hasta 1840 puntos. (Ver:
La firma destacaba cuatro razones:
1. Aceleración del crecimiento macroeconómico en EE.UU. Concretamente, la recuperación de resultados del sector financiero que lleva al beneficio por acción a niveles de 105,5 dólares este año y 112 el año que viene.
2. Esperaban que el gobierno controlase las expectativas de reducción de estímulos y apuntaban a un incremento de “yields” gradual durante los próximos años
3. El balance del sector corporativo (bajo apalancamiento y niveles record de caja)
4. Mejora del escenario macro en Europa a medio plazo
Y eso que como asegura el jefe de Asset Allocation, Jan Loeys, de JP Morgan, la combinación de bajo crecimiento y alta rentabilidad del bono no es un buen cocktail para la renta variable.
Quizá esa es la razón para que el S&P haya frenado el ritmo de su escalada desde mayo, justo cuando Ben Bernanke anunció el posible tapering y la rentabilidad de los treasuries se disparó desde un 1,6% hasta superar el 3% en algún momento de septiembre.
JP Morgan asegura que “las dudas sobre el ritmo al que subirá tipos la FED en el futuro, o el ritmo al que va a llevar a cabo el tapering en el presente, han aumentado la incertidumbre y por tanto el ritmo de la subida de la renta variable se ha frenado (estamos solo un 2% por encima de los máximos de Mayo en el S&P 500”, apuntan estos expertos.
Aún así, los analistas de esta firma aseguran que “estamos más o menos en un punto medio del ciclo, y a pesar de los riesgos a corto plazo, la tendencia a que se reduzca la incertidumbre y aumente la confianza debería continuar”.
Es por eso por lo que a pesar de todo siguen recomendando estar largos en Equity, eso sí, en Europa y en Japón.
Y es que, según los cálculos de esta firma, el PER del S&P 500 ronda su media histórica. “El problema de este ratio es que además de que las expectativas de beneficios pueden ir variando, es complicado ponerlo en contexto junto con una prima de riesgo distinta en cada momento o variaciones en el yield de los bonos”, advierten desde JP Morgan.
Desde que comenzaron las subidas en 2009, coincidiendo con los QE, el S&P acumula una subida de más de un 150 conviertiéndose así la actual fase en uno de los rally más largo en toda la historia.
Alrededor de la media, pero más caro que Europa
Los analistas de Morgan Stanley afirman que el S&P 500 se encuentra en estos momentos ligeramente por encima de la media desde 1976 que está situada en 13,7 veces precio/ beneficios. El PER del selectivo cotiza en el entorno de 14,5 – 15 veces. Aunque, eso sí, recuerdan que rara vez cotiza alrededor de la media durante mucho tiempo.
Por eso en JP Morgan han utilizado un modelo de valoración por el que se traen al presente los dividendos futuros a un tipo de descuento que, en este caso ha sido de algo más de un 5%. Según este sistema de valoración, el S&P 500 estaría caro. Y señalan que “sin hacer ningún tipo de modificación, el modelo daría un “fair value” del S&P500 en los 1.570 puntos frente a los 1.700 actuales”. Esto significa incorporando el shock post Lehman Brothers.
Sin embargo, tras los cálculos en los que se elimina de la serie de cinco años momentos como la quiebra de Lehman Brothers, lo que muestra el modelo es que el descuento que habría que hacer en el cálculo anterior es menor. Es decir, que aumentaría el precio objetivo del S&P 500.
El S&P tiene potencial de subida de un 20% el año que viene
Por lo tanto, los analistas de JP Morgan afirman que “aunque el modelo podría decir que el S&P500 está caro a día de hoy, estaría dándonos un 20% de potencial para el año que viene”.
En Europa los índices cotizan alrededor de 12 veces beneficios, aunque podría abaratarse si se cumplen las estimaciones de los expertos que esperan que las estimaciones de beneficios en el viejo continente se darán la vuelta en los próximos meses. Por esa razón son muchas las firmas que apuestan por invertir en renta variable europea en detrimento de la estadounidense.
Con todo, no se trata de un pensamiento único. En Morgan Stanley aconsejan comprar renta variable estadounidense en caídas y en su cartera sobreponderan empresas ligadas a la salud, tecnología e industriales.