Tras probablemente subir la tasa de depósitos en septiembre de 2019, esperamos que el banco central esté a cero en primavera de 2020. El programa de compra de deuda corporativa (CSPP) forma parte del programa de compra de activos del BCE, que ha estado reduciéndose hasta un ritmo mensual de 30.000 millones de euros y se reducirá más, hasta 15.000 millones, a partir de octubre. Las reinversiones del CSPP deberían apoyar los diferenciales de crédito en el futuro.
Por su parte, la Reserva Federal ha preparado el terreno para llevar a cabo al menos dos subidas de tipos más en lo que queda de año, como muestran sus previsiones de subidas de tipos. Dado el impulso fiscal y el fin de los datos de inflación decepcionantes, las probabilidades apuntan a un mayor endurecimiento de la política monetaria. A partir de 2019, todavía hay una brecha entre las previsiones de tipos de interés y el mercado. No es probable que la tensión reciente en los mercados emergentes detenga a la Fed.
En este entorno, hemos visto una huida hacia la calidad que ha impulsado los bonos principales. Los rendimientos del Bund alemán a diez años se han reducido en este salto a la calidad. Por ahora, este sentimiento de aversión al riesgo parece mantener los rendimientos cerca de sus mínimos. Con los riesgos en retroceso y la continuidad en los datos de inflación, los rendimientos deberían retroceder hacia el rango superior anterior. No obstante, a corto plazo es improbable un repunte notable.
Los bonos estadounidenses están expuestos a unos mayores riesgos de inflación que los bonos alemanes pero están mucho más avanzados en el ciclo. En una base relativa, los treasuries están mejor valorados en un spread actual en torno a los 250 puntos básicos. El aplanamiento de la curva de tipos ha estado acentuándose dada la recalibración de la política, mientras el mercado todavía no compra el tema de la reflación. Esto podría cambiar y producir una fase temporal de inclinación para ambas curvas. Sin embargo, las curvas a medio plazo deberían aplanarse con mucho más potencial para la curva del Bund.
Los buenos tiempos para los diferenciales de crédito ya han pasado pero todavía hay carry que capturar. El crédito seguirá apoyado por las métricas positivas, el tapering asimétrico del BCE y el fuerte efecto de stock a través de las reinversiones de los balances. En los niveles actuales, los diferenciales todavía pueden reducirse pero no es probable que regresen a sus mínimos. Los bonos periféricos han sufrido las consecuencias del regreso del riesgo italiano, aunque la beta de los diferenciales de España, Portugal e Irlanda ha sido muy moderada. Los diferenciales italianos seguirán siendo volátiles y reaccionarán a las noticias pero es probable que se estabilicen y se reduzcan siempre y cuando la redenominación siga siendo un riesgo de cola muy pequeño.
Bastian Gries, responsable de Crédito Grado de Inversión de Oddo BHF AM