Este año, a punto de acabar, podría cerrarse con una ligera mejora económica y con menor nivel de inflación frente a lo estimado. Es el primer apunte que marca el Banco de España en sus nuevas proyecciones económicas de diciembre y que, sin variar sustancialmente con lo que estimaba en las anteriores, de hace apenas dos meses, vislumbran un panorama general común difícil 2023, aunque sin recesión, que seguirá a la recuperación de 2024 de mayor fundamento. Eso sí, con inflación a la baja, pero que se mantendrá en niveles incluso elevados, para los estándares habituales de nuestro país, a dos años vista.
Las estimaciones de PIB para 2022 se colocan en un notable 4,6% mientras que, para 2023, rebaja en una décima la estimación de crecimiento hasta el 1,3%. La recuperación llegaría para un 2024 en el que se prevé que el producto interior bruto crezca un 2,7%, aunque ese incremento se reduzca en dos décimas frente a las proyecciones del BdE realizadas en octubre.
Pero lo primero es fijarse en lo inmediato. El Banco de España espera un comportamiento en este tramo final del año, en el cuarto trimestre de 2022, similar al anterior en el que crecimos, si recuerdan, un 0,2%. Factores como la elevada incertidumbre, el deterioro de la confianza, las presiones inflacionistas y el endurecimiento de las condiciones financieras lo propician. Aunque en la parte positiva vislumbra el buen comportamiento del mercado laboral y el impulso fiscal de los últimos meses, con estabilidad en la producción industrial.
Sin embargo, destaca que el aumento de apenas una décima que se espera en ese crecimiento se debe sobre todo a la debilidad del consumo, con menor poder adquisitivo de los hogares que se refleja en su potencia de gasto debido a la inflación y al aumento de las hipotecas. Y refleja además que la bolsa de ahorro acumulada durante la pandemia apenas impulsa el gasto agregado de las familias en España, como ocurría en la primera parte del año, debido sobre todo a la caída de la confianza y al aumento de la incertidumbre.
De esta forma el Banco de España refrenda lo mostrado por el gobernador Pablo Hernández de Cos en el Senado, como ya les habíamos contado, indicando esa ligera mejora en la parte final del ejercicio, dentro de la precariedad del crecimiento, pero comparativamente mejor que el resto de nuestros socios comunitarios.
Las buenas noticias, aunque se convierten en menor favorables a largo plazo, vienen de la inflación, que se revisa a la baja. Pero dice el Banco de España que, para ver esta evolución de recorte en el crecimiento de los precios, se necesita que la trayectoria a la baja que muestran ahora los precios energéticos se prolongue durante los próximos trimestres.
Las estimaciones marcan una caída de tres décimas en este 2022 hasta el 8,4% y recorte de siete hasta el 4,9% para 2023 en los precios de consumo. Pero eso sí, crecerán en 2024 hasta un 1,7% para dejar la estimación del IPC al cierre del ejercicio hasta el 3,6%, todavía elevado.
Y estarán condicionados por múltiples factores: desde las temperaturas a la guerra de Rusia contra Ucrania, así como del grado de dinamismo que muestre la economía china y de la intensidad de las medidas públicas, las actuales y las que vengan, para mitigar el encarecimiento de la energía.
Lo mejor en general, ante un entorno de crecimiento global a la baja y de estimaciones de precios a la baja, en España se vislumbra un segundo trimestre en 2023 en el que, según el Banco de España, recuperaría vigor “de manera paulatina” a medida que mejoren las rentas reales ante la caída de la inflación, se recuperen los mercados exteriores y también se desplieguen los proyectos de inversión vinculados al programa de los Fondos Europeos.
Lo mejor: sin recesión esperada, con crecimiento en el 4T 2022, recuperación del crecimiento en 2S de 2023 y en 2024, caída de la inflación en 2022 y 2023.
Lo peor: la inflación será elevada en 2023 y más en 2024, con mejor crecimiento a dos años vista, en un entorno negativo de PIB y riesgo de inflación al alza, por lo perderá peso la aportación a España del sector exterior. Todo ello en un entorno de incertidumbre y menor poder adquisitivo.