Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía del Real Instituto Elcano, analiza de manera muy interesante las implicaciones que tiene para España la crisis de Ucrania en el ámbito energético.

“España es el hub óptimo para conectar Europa con una cartera bien diversificada de suministradores, tradicionales y emergentes, todos ellos alejados de Rusia, al menos geográficamente”, afirma este experto.

“Sin embargo, la ausencia de interconexiones con el resto de Estados miembros impide a Europa y a España beneficiarse de ese potencial ahora desperdiciado ¿Acaso no debería ser más fácil desarrollar las interconexiones entre España y Francia que jugar a estrategas de salón en el Cáucaso o el Caspio?”, se pregunta Escribano.

“Habrá que preguntárselo al próximo comisario de Energía de la nueva Comisión”, añade, “pero parece urgente empezar a reflexionar desde España porque no se puede permanecer agazapado tras las reformas internas y abandonar la política energética exterior cuando se abren ventanas de oportunidad semejantes”, opina.

“La crisis de Ucrania urge a reconfigurar el mapa energético europeo. Los proyectos gasistas de interés común seleccionados hace apenas unos meses por la Comisión evidencian ahora la cortedad de miras de su visión a largo plazo. El proyecto extra-comunitario estrella, el gaseoducto Transcaspiano hasta Turkmenistán, extiende la vulnerabilidad frente a Rusia del Cáucaso al Caspio, y del gas azerí al de Asia Central, añadiendo a China a la ecuación”, destaca este experto.

“Ni siquiera se contemplan vectores tan prometedores como la revolución no convencional norteamericana y su potencial en el norte de África, América Latina y algunos Estados miembros, o los nuevos recursos en aguas profundas de África occidental y Brasil.

Los corredores intra-europeos de interconexión reciben una atención limitada, dificultando una mayor integración de las energías renovables para reducir la vulnerabilidad frente a Rusia. Para el gas, la mayor decepción es la incapacidad de acometer el corredor Norte-Sur Occidental (NSI West Gas), integrando la Europa atlántica y mediterránea, y abriendo la vía para mejorar la diversificación europea y su capacidad de abastecimiento de corto plazo ante cortes de suministro mediante los gaseoductos con Argelia y las plantas de regasificación atlánticas y mediterráneas”, considera.

“Por situación geográfica, plantas de GNL (gas natural licuado) y gaseoductos, el ramal ibérico de dicho corredor optimizaría el acceso a los corredores mediterráneos hacia el golfo Pérsico y el Norte de África, y a los atlánticos hacia el golfo de Guinea, América Latina y Norteamérica. La crisis en Ucrania ha impulsado a Estados Unidos a considerar la exportación a Europa de su gas de esquisto para presionar a Rusia, y la UE debería aprovecharlo", afirma.

“Ya en clave española, la insuficiente interconexión gasista con Francia impide conectar a la UE con esa cartera de suministradores alejados de Rusia. Habría que preguntarse por qué es más problemático para la Comisión interconectar España y Francia que disputar a Rusia su influencia en Asia Central. España debería esforzarse por aportar argumentos para reconfigurar la política energética europea y ejercer la voluntad de solidaridad que permiten sus infraestructuras y posición geográfica”, sentencia Escribano.

“España sería uno de los pocos Estados miembros con capacidad para recibir cantidades importantes de Gas Natural Licuado estadounidense, beneficiándose de la presión a la baja de los precios, el aprovechamiento de las infraestructuras y, siempre importante, del hecho de convertirse en socio estratégico para Estados Unidos en el campo energético”, concluye este experto.

C.P.O.