-¿Qué balance hace de lo que va de año en cuanto a la emisión de bonos ASG en España?
El año 2020 está siendo muy positivo en lo que se refiere a la emisión de bonos ASG, ambientales, verdes, sostenibles o relacionados con la gobernanzas. Esto se debe a tres motivos. En primer lugar por los volúmenes. Están evolucionando de manera creciente y muy positiva, llevamos en el año alrededor de 12.500 millones de euros emitidos, más de los 9.300 que se emitieron el año pasado. Aunque, a su vez, fue un año muy positivo con un 60% de superioridad respecto a 2018.
Cada vez vemos más emisores que llegan al mercado para emitir. Este es el segundo motivo. Tanto emisores nuevos, corporativos, pertenecientes al sector público o aquellos que ya habían emitido bonos en alguna de las categorías y se han extendido hacia otras, por ejemplo, las administraciones públicas o las comunidades autónomas que han emitido bonos verdes o el ICO.
Por último, también es destacable la llegada de nuevos productos innovadores, por ejemplo, el bono contingente convertible que sacó BBVA antes de verano o las emisiones ligadas a índices de sostenibilidad o los bonos de transición.
-¿Piensa que este tipo de emisiones pueden jugar un papel clave en la recuperación de la crisis del Covid-19?
Sí. La crisis del coronavirus ha despertado, aún más, el interés por parte de los inversores acerca de este producto. Además está cobrando ahora una mayor relevancia como vehículo de inversión para la recuperación. Todo el plan de recuperación que está articulando la UE se fundamenta en dos ejes. La modernización y digitalización de la economía y la sostenibilidad.
En palabras de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, las finanzas sostenibles son una herramienta clave que nos tienen que ayudar a ir a una economía baja en emisiones de carbono. Tienen que estar ahí apoyando, dando financiación y ofreciendo soluciones a los inversores. Por otro lado, desgraciadamente, el covid nos va a dejar unas necesidades de financiación en lo social. Estamos viendo determinados territorios, sectores económicos y clases sociales que van a verse afectados por la pandemia y que van a necesitar fondos específicos para su reconstrucción.
-¿En qué posición está España en este ámbito y cómo promueve BME estas emisiones sostenibles?
España ocupa una posición muy destacada en el mundo de las finanzas sostenibles. Si consideramos el total de emitido, estaríamos en torno a una séptima posición a nivel mundial. Bastante mejor que nuestro teórico ranking por Producto Interior Bruto. Si excluimos de esos volúmenes las emisiones hechas por organismos multilaterales, que por su propia naturaleza son multijurisdiccionales, seguramente podríamos mejorar alguna posición más en el ranking.
Los emisores, las compañías españolas y las administraciones públicas siempre están en la vanguardia en este tipo de productos. Están en el eje de la innovación. Las bolsas estamos muy comprometidas con el desarrollo sostenible y BME lo está en dos aspectos, como empresa y como gestor de los mercados.
En esta última, nuestra participación se articula a través de la colaboración de BME en lo que se conoce como la Sustainable Stock Exchanges Initiative, una iniciativa de Naciones Unidas en la que participamos 71 mercados de valores, con inversores, reguladores y, básicamente, lo que busca es favorecer el desarrollo de las finanzas sostenibles a través de una mayor transparencia, estableciendo segmentos de cotización, dando difusión a la información.
En lo que se refiere a la información financiera, la participación que hacemos es de formación y, por último, generando diálogo alrededor de las finanzas sostenibles. Buen ejemplo de ello es la elaboración de los índices FTSE4Good Ibex en los que participa BME, los cursos que impartimos a través del instituto BME, con un amplio catálogo en el que hay algunos dedicados a sostenibilidad, o la jornada que vamos a tener donde veremos altos representantes del sector generando debate y comentando su visión sobre la evolución de las finanzas sostenibles.
-¿Cree que los bonos ASG seguirán creciendo en los próximos años?
Totalmente. Los ASG se han convertido en un asset class en sí mismos. Como los volúmenes son crecientes estamos teniendo cada vez más desarrollo en distintos ángulos y esto es debido a que existe una situación de sobredemanda, hay más demanda en el mercado por parte de los inversores que la oferta disponible por parte de las compañías emisoras. Eso también tiene que ver con una mayor conciencia medioambiental, social, gobernanza que tienen los inversores internacionales y que cada vez van a ir etiquetando y buscando carteras con un mayor impacto medioambiental y social.
Por otro lado, la regulación va a ayudar. Estamos viendo como aterriza la regulación europea, los estándares de bono verde, la taxonomía... Esto va a contribuir a establecer unas reglas más claras que den soporte al mercado en su crecimiento.
-¿Las emisiones ASG son exclusivas de las grandes empresas o se dan también en pequeñas compañías?
No. El mercado ha cambiado. Estamos asistiendo a un cambio estructural en los modelos de financiación de las compañías. Hasta hace relativamente pocos años, los mercados de renta fija eran un coto vetado para las compañías medianas y pequeñas. Sin embargo, a raíz del nacimiento del MARF, hemos visto como 90 compañías de tamaño mediano han utilizado los mercados de renta fija para financiarse por primera vez. El año pasado se emitieron cerca de 10.000 millones de euros en emisiones de renta fija en general en el MARF. Lo mismo ha ocurrido con las emisiones viradas a factores medioambientales. Al principio fueron las grandes compañías, los sectores energéticos, las que hicieron las primeras inversiones pero, cada vez más, estamos viendo como compañías medianas y pequeñas empiezan a posicionarse en este mercado. En concreto, hemos tenido dos experiencias de Audax y de Grenergy, que han hecho bonos verdes ligados en el MARF con gran éxito.