¿Creen que el repunte de la inflación es transitorio o ven indicios de que ha llegado para quedarse? ¿Qué activos le gustan más en este contexto?
Está claro que el mercado muestra una división sobre si efectivamente la inflación va a tener una tendencia continuista con los datos que estamos viendo en los últimos meses, que son ciertamente elevados tanto en EEUU como en Europa, y eso está provocando alguna dispersión en las estrategias. La corriente mayoritaria apuesta por una inflación que se irá moderando con el paso del tiempo, y eso es seguir el mensaje básicamente de los bancos centrales. El problema es que la inflación tiene un componente difícil de determinar, y vemos como, por ejemplo, las expectativas de inflación de los consumidores se mantienen todavía elevadas. Y no solamente es la inflación que viene por la reactivación de la economía y el incremento importante del consumo agregado, sino por el hecho de que las empresas tienen un ritmo de inversión elevado y, sobre todo, porque hay un gasto público todavía con un peso importante en el crecimiento, y eso al final siempre acaba generando la duda de si la economía no se va a redirigir hacia un recalentamiento. Pero es que, además, la presión de la materias primas puede llevar a avivar este debate todavía más, de ahí la división entre los que creen que realmente va a ver una moderación en la inflación y los que tenemos una visión alternativa en el hecho de que no se han tenido en cuenta factores como el precio de las materias primas y el coste elevado que están provocando los salarios en los márgenes de las compañías, y que podría provocar un efecto en cadena desde mayores costes a un traslado a los precios finales al consumidor.
En definitiva, la dinámica no es positiva, pero vamos a salir de dudas en el corto-medio plazo. Lo que sí tengo claro es que vamos a ver inflación por encima de los objetivos tanto de la FED como del BCE, es decir, una inflación media de entre el 2-3% es el escenario más plausible de corto y medio plazo, y en ese escenario creemos que en las bolsas hay algunos sectores más sensibles como el financiero, es decir, bancos y compañías de seguros tienen que reaccionar positivamente, porque inflación significa tipos de interés más altos, un empinamiento en las curvas y eso es el negocio básico de cualquier entidad financiera que presta y pide prestado a corto plazo, con lo cual ese diferencial debería jugar a favor de los bancos, donde creemos que los resultados deberían empujar hacia la parte alta de las expectativas. Pero también el entorno de inflación aviva la apuesta que hay en el entorno de energía y que estamos viendo con las compañías ahora de petróleo, pero que hemos visto en la primera parte del año con las mineras y empresas de materias primas, y otros sectores que también tengan un poco de sensibilidad a ese componente value, como ya en menor medida las telecos. Pero insisto, si jugásemos ese escenario de corto-medio plazo de inflación elevada, pensamos que bancos, materias primas y petroleras debería estar empujando las ganancias, mientras que los que lo han hecho en los último años, que es ese segmento growth de tecnológicas, esencialmente debería replegar algo sus velas.
La escalada alcista del petróleo es algo que también preocupa... ¿Le ven potencial? ¿Entraría en el crudo en este momento?
Preocupa y mucho. No solamente por el componente de inflación que tiene, sino también porque al final el petróleo genera desórdenes políticos y algún tipo de derivada no deseada para las bolsas y para el factor de riesgo, que es un elemento muy importante a la hora de fijar las expectativas, y está claro que ahora los actores están jugando el riesgo al alza. El mercado de gas es mucho más ilustrativo incluso que el petróleo de lo que está pasando con la energía, es cierto que el petróleo está en máximos de los tres últimos años, el rebote es magnífico, pero es que el precio del gas está comportándose con una volatilidad importante, y en estas últimas sesiones estamos viendo un comportamiento extremo en los futuros del gas natural, se ha movido entre 5 y 6,6 dólares y eso es una subida exagerada. Todo viene por la sensación real y teórica de desabastecimiento que hay de energía en Europa; y en este escenario ha tenido que salir Rusia a calmar un poco los ánimos para asegurar que habrá abastecimiento en los gasoductos que traen el gas desde Rusia a Europa, y EEUU, que parece que podría poner sus reservas estratégicas también a disposición del mercado para atenuar esa presión. En definitiva, creo que es un entorno bastante complicado, y jugarlo exclusivamente centrado en la materia prima puede traer consigo riesgos y factores no deseados. Nuestra recomendación es que la exposición se pueda jugar vía compañías porque está un poco más diversificado, hay más opciones y no se juega tan directamente la volatilidad del precio del mercado sino otros factores fundamentales. Pero desde luego es una de las tendencias más claras y calientes del mercado.
La crisis de Evergrande empieza a extenderse también a otras inmobiliarias chinas después de que las agencias de calificación hayan bajado los ratings de Fantasia y Sinic. ¿Los inversores españoles deben preocuparse?
Deben de preocuparse por cuales son los niveles que tienen asumidos en la cartera. La pegunta es, ¿Evergrande es un hecho aislado? Porque ha desaparecido de los titulares. El riesgo inmobiliario en China sigue latente pero ya no se habla de ello. Es más, va a peor. En consecuencia, esa sensación de riesgo que tienen los inversores se mueve un poco con las noticias de mercado y la actualidad. Ahora se ha derivado al precio de la energía y el petróleo y China vuelve a recuperar un papel más secundario. Pero es evidente que los niveles de riesgo se han disparado. El riesgo en China es claro. Hay una ralentización en el crecimiento económico y hay riesgos muy importantes por los excesos de financiación y deuda en muchos sectores y compañías que tienen un efecto contagio indiscutible. Si ese efecto contagio se mantiene en el tiempo, tarde o temprano volveremos a hablar de otro episodio como Evergrande pero en otra compañía y sector. Por lo tanto, para un inversor español, lo mejor es controlar el riesgo, tenerlo muy vigilado, posicionar muy bien los activos y está bien diversificado en la estrategia. Seguimos todavía con la sensación de que el único activo teórico para invertir porque da rendimiento es la bolsa. Y es cierto. Pero tener toda la apuesta centralizada en un sector o estrategia muy concreta en este entorno de más volatilidad, creo que puede traer sustos.
El euro se deprecia frente al dólar, ¿esto es positivo para las acciones europeas? ¿Cómo lo ven?
Es cierto que las divisas tiene un componente volátil considerable, y el euro lleva moviéndose en un rango de 1,16-1,22 prácticamente todo el año. Ha intentado dos veces romper esa zona, pero evidentemente no había fuerza en ese entorno para poder justificar que el euro estuviera en ese cambio con el dólar, y lo lógico ahora es pensar que el dólar recupere fortaleza relativa, por muchos factores: diferencial de crecimiento, diferencial de tipos de interés y por niveles de riesgo. Lo lógico es que ahora en esta zona de mínimos del año, en los que el euro-dólar está en 1,15, podamos irnos incluso todavía más abajo. Esto es bueno para las compañías cotizadas europeas porque mas del 55% de las ventas vienen reportadas en otra divisa que no es la euro, es decir, la actividad económica europea está muy volcada hacia las exportaciones, con lo cual, un euro débil siempre nos beneficia. Pero yo creo que esto es un hecho puntual y coyuntural. No es una estrategia que se deba jugar a corto plazo, y desde luego para un inversor pequeño y modesto nuestra recomendación es estar ajenos a esa estrategia, porque no sabemos dónde va a estar el euro-dólar en diciembre. Con ello, pensamos que es una estrategia de riesgo pero que, puntualmente, puede dar algo de brillo a las cuentas de las compañías europeas por ese efecto. Tampoco debemos olvidar que en este contexto de volatilidad las compañías europeas lo que hacen es cubrir mucho sus tipos de cambio, entonces el efecto tiende a ser cada vez más marginal, y más un efecto de suma cero.