Todo este cambio en el panorama de la inversión ha suscitado un nuevo debate en torno a qué se considera una acción defensiva.
El equipo de análisis de Capital Group muestra tres gráficos que, por una parte, revelan los obstáculos que afrontan los sectores defensivos tradicionales, como el de consumo básico y el de los servicios públicos, y, por otra, ofrecen información sobre temáticas de inversión sólidas que se manifiestan en esta época de disrupción digital.
¿Siguen siendo seguros los sectores defensivos tradicionales?
Una mirada retrospectiva a las anteriores recesiones del mercado bursátil basta para concluir que ciertos sectores, como el de los servicios públicos y el del consumo básico, habitualmente han resistido mejor que el mercado. Sin embargo, atrincherarse invirtiendo en tales sectores puede no ser la estrategia más acertada.
En primer lugar, se debe considerar que cada recesión es distinta y, por ende, unos sectores sufrirán más que otros en función del contexto específico. Por ejemplo, aunque las acciones tecnológicas resultaron gravemente afectadas por la «burbuja puntocom» de principios del siglo actual, se han posicionado entre las más resistentes durante la recesión causada por la COVID-19 a comienzos del presente año.
En segundo lugar, la volatilidad sectorial puede ignorar importantes diferencias de rentabilidad en un sector, a nivel de industrias o incluso compañías concretas. Semejante dispersión pone de manifiesto la importancia que reviste el análisis de las compañías, a fin de identificar con mayor precisión las oportunidades de inversión seguras.
Sectores defensivos emergentes: Los servicios públicos de las nuevas generaciones
Puesto que una confianza ciega en que determinados sectores gocen de características defensivas puede resultar poco conveniente, ¿qué temáticas amplias son una opción viable para los inversores defensivos? Las nuevas tecnologías podrían ser la clave, dado que tienen el potencial de acceder a amplios mercados potenciales e impulsar el crecimiento a largo plazo.
Sin ir más lejos, los «millennials» miran su teléfono unas 150 veces al día y pasan unas 53 horas semanales navegando en internet. Uno de los motivos por los que esta generación está tan enganchada al mundo digital es que el ocio electrónico, como la retransmisión de vídeo en «streaming», las redes sociales y los videojuegos, ofrece al usuario un alto grado de interacción a un coste bajo. Como consecuencia, la demanda de estos servicios podría acabar reflejando un comportamiento similar al de la demanda de los servicios públicos, a medida que crezca la adopción por parte de los usuarios.
Los nuevos modelos de negocio: El catalizador de una nueva clase de compañías defensivas
Otra temática que sienta las bases de una nueva clase de compañías defensivas es el nacimiento de nuevos modelos de negocio. Las compañías cuyas estrategias resultan innovadoras suelen ser un pilar fundamental de la solidez económica y generan unos beneficios más estables.
Las compañías de «software» son un buen ejemplo. El «software» aúna innovación y necesidad. Gracias a los avances de la computación en la nube, muchas compañías de «software», como Microsoft, han decidido adoptar modelos de negocio basados en suscripciones a la hora de ofrecer productos imprescindibles para el negocio. Esto beneficia por igual a proveedores y consumidores, dada la mayor visibilidad de los costes y los beneficios más estables. Además, estos modelos, cuyos precios resultan más atractivos, facilitan el acceso al «software» y ayudan a que los productos y servicios ofertados se conviertan en un elemento indispensable para los negocios que los utilizan. Por ello, los modelos de negocio resistentes y la demanda sostenible ayudarán a ciertas compañías de «software» a capear la volatilidad futura.