Volkswagen no es sólo una de las marcas más conocidas de Alemania, sino que es una de sus principales compañías y, además, líder en un sector, el automovilístico que representa un 3% del PIB del país que dirige Angela Merkel. Por eso cualquier cosa que le ocurra a esta compañía afectará casi sin duda a la industria y, además, a la economía del país.

Pero, ¿cuál será el impacto concreto? Los expertos de AXA IM acaban de publicar un informe en el considera que en el peor de los escenarios, la economía alemana perdería alrededor de un 1,1% de su PIB.

Sin embargo explican en la entidad que no es tan fácil saber cuál va a ser exactamente la reacción de la economía. Ellos planean tres escenarios, el primero de ellos implicaría una caída de las ventas de coches Volkswagen de un 10% en Alemania y de un 20% en el mundo. Aunque para la compañía significaría una gran caída de ingresos es de esperar que parte de ellos vayan a otras automovilísticas alemanas y la economía del país apenas se resentiría, ya que según estos analistas sólo caería un 0,1% del PIB.

El segundo escenario contempla que la caída de coches no sólo se limitaría a Volkswagen, sino que, además, se contagiaría al resto de automovilísticas del país y eso implicaría un descenso de un 0,4% del PIB alemán.

Lo peor sucedería si el descenso de las ventas se trasladara también a otras industrias como la de maquinaria. En ese caso estaríamos hablando del peor de los casos y la riqueza que genera Alemania cada año se reduciría en un 1,1%.


Además, los expertos de AXA creen que es posible un escenario en el que los clientes decidan abandonar esta tecnología y obligue a una transformación del sector. “Este proceso debería acelerarse a través de la regulación que podría endurecerse a partir de 2018-2020”, explican en la entidad.  Comentan que en la actualidad más de un 50% de los coches europeos usan diésel eso supondría un negativo impacto en la industria europeo. Lo que no dicen es si ese impacto podría ser temporal o permanente.

Un shock en la industria alemana automovilística no se quedaría tan sólo en Alemania ya que, como señalan en el informe, ya que la industria importa alrededor de un 25% de todos los productos y materiales que usan para la fabricación de un vehículo. Los principales suministradores son Francia, la República Checa, Austria, España, Italia, el Reino Unido, Hungría y Polonia.

Estos analistas alertan de que el impacto de cualquier shock no implica sólo incertidumbres en cuanto a su magnitud, sino también en cuanto a la duración. Por eso dicen que sus estimaciones podrían haberse quedado escasas, ya que no han tenido en cuenta el escándalo de las consecuencias en otros países y sectores y tampoco ha contabilizado la pérdida de empleos y, por lo tanto, de ingresos de los ciudadanos.

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