Oro vuelve a mostrar en este principio de año que no se está moviendo en un entorno que le sea favorable. A pesar de los cambios de sesgo, sin gran cuantía, lo cierto es que la situación desde la que parte, castigado durante el pasado ejercicio no ayuda a su mejora.
Su cotización se ha visto claramente impactada por dos acontecimientos. El primero, desfavorable para el metal precioso, la subida antes de lo previsto que han leído los mercados financieros en los tipos de interés en Estados Unidos, tras las actas de la última reunión de la FED.
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Y es que la noticia, propició un repunte de los bonos estadounidenses de referencia, los de 10 años, que se colocaron tras la noticia en su nivel más alto desde marzo de 2021, marcando máximos de las últimas seis semanas. Este repunte presiona a la baja al oro, que llegó a caer hasta un 2% en los días iniciales del presente ejercicio.
Pero lo que la Reserva Federal descontaba en esas actas era sin duda un aumento fuerte de la inflación, recordemos del 6,7% nada menos en EEUU pero también una mejora del mercado trabajo. Algo que se vino abajo con los flojos datos de evolución laboral de diciembre al otro lado del Atlántico, que contravenía, tanto las peticiones semanales de subsidio de desempleo como los datos ADP de empleo privado. La razón, la variante ómicron y su incidencia exponencial y prevalente en los contagios de Covid en EEUU.
El incremento de los tipos de interés puede, por tanto, con el papel del oro como cobertura tradicional de la inflación, ante la subida de las rentabilidades de la renta fija, de ahí su comportamiento actual.
Así el oro que apenas se mueve ligeramente a la baja en un 0,37% en las últimas cinco sesiones, sube un 0,41% en el último mes y un 2,32% en el trimestre. En lo que llevamos de ejercicio desciende en su cotización un 2% y recorta un 2,66% en tasa interanual.
Este es su bagaje tras cerrar un 2021 con un recorte del 3,6%, ante el anuncio de los bancos centrales de reducción de estímulos y en el caso americano, de consiguiente subida de tipos en este 2022.
Lo que sigue sin tener dudas es que el oro sigue siendo el activo que más capitaliza en todo el mundo por encima de una empresa o criptomoneda en el mercado, con diferencia: 11,39 billones de dólares frente a los 2,77 billones que marca Apple, su siguiente competidor.
Desde UBS consideran que el aumento de los tipos de interés por parte de la FED y la caída a lo largo del año de la inflación podrían pesar sobremanera sobre el otro, con idea de una caída hasta niveles de 1.650 dólares la onza a finales del presente ejercicio.
Otro factor a tener en cuenta en negativo sobre el oro es que un dólar más firme y un mejor y mayor sentimiento de riesgo, a pesar del efecto de la variante ómicron sigue pesando en el mercado actual del oro.
Por el contrario, hay quien ve un año claramente alcista para el oro, incluso por encima de sus máximos de agosto del año 2000, cuando marcó un récord en su cotización de 2063 dólares.
Para David Lennox, de Fat Prophets, el oro podría llegar a tocar los 2.100 dólares la onza en este 2022, ya que, apuesta por la debilidad del dólar y por la inflación elevada y sostenida, lo que impulsaría al alza el precio del metal precio a modo refugio en los mercados. A eso uniría además el efecto geopolítico que se deriva de la presencia militar de Rusia en la frontera con Ucrania, en un conflicto que podría enquistarse.