Las criptomonedas son el activo que mejor comportamiento ha experimentado en los últimos años: su valoración se ha multiplicado por 10 desde el ejercicio 2020 y supera los 2,5 billones de USD. Este crecimiento espectacular se está produciendo al margen de los organismos reguladores que, en numerosas ocasiones, han alertado de: su alta volatilidad, falta de transparencia en la formación de precios, alta posibilidad de manipulación, ausencia de protección en caso de estafa, … (ver “Comunicado CNMV y Banco de España sobre el riesgo de las criptomonedas como inversión”).

Futuro sobre Bitcoin en gráfico diario en escala logarítmica, Rango de amplitud medio en porcentaje, Distancia a la media de 200 sesiones y Volumen de contratación

Las fuertes revalorizaciones se deben principalmente a una combinación explosiva: efecto rebaño y miedo. Las subidas actúan de reclamo y atraen a los inversores / ahorradores: un comportamiento habitual del ser humano que compra al calor de las subidas y que favorece la formación de burbuja. La dinámica viene azuzada por el miedo a la caída del sistema económico por los riesgos que conlleva la política de gasto público desbocado e “impresión” de dinero: el FMI en su reciente Global Financial Stability Report vincula la subida de las criptomonedas a la pérdida de credibilidad en los bancos centrales (ver “Desconfianza en las instituciones. Bitcoin a máximos y credibilidad del sistema a mínimos”).

Futuro sobre Bitcoin (esc. dcha.) y Saldo neto especuladores minoristas y profesionales en mercados de derivados (esc. izqda.) Gráfico de CME y elaboración propia

La fuerte demanda ha provocado que la industria cree un buen número de productos en torno la evolución de las criptomonedas (ETFs, ETNs, futuros, …). No es que los responsables del sector de la inversión compartan los fundamentos de las cripto monedas, pero si sus clientes quieren invertir, pese a las advertencias, ya son mayorcitos. La accesibilidad aumenta, disminuyen las barreras de entrada y, las cotizaciones y el negocio no para de crecer.

Posiciones de especuladores profesionales y minoristas en los derivados más líquidos de criptodivisas

Los particulares continúan comprando y no tienen suficiente con la alta volatilidad de las criptodivisas: a modo de referencia el bitcoin que es una moneda de referencia tiene un rango de amplitud medio que oscila en torno a los 5 puntos porcentuales por sesión. También recurren al apalancamiento (comprando futuros y opciones call) hasta alcanzar un saldo neto largo o comprador que ronda el 30% de las posiciones vivas o interés abierto en los principales mercados de derivados.

Distancia del Bitcoin a su media anual (esc. dcha.) y Variación trimestral del balance de la Reserva Federal (esc. izqda.)

La contrapartida son los especuladores profesionales que venden todo aquellos que los especuladores minoristas quieren comprar.

¿Cómo terminará este experimento? Mi experiencia me dice que no suele acabar bien para el minorista, aunque, de momento, está ganando por goleada a los inversores institucionales.

¿Quién tiene la última palabra? Los bancos centrales y los gobiernos. Si consiguen recuperar la credibilidad, las criptomonedas pasarán a convertirse en algo anecdótico, se aprovechará su tecnología, pero sus precios se desinflarán. Por el contrario, si el establishment no consigue controlar la inflación y cuadrar sus cuentas, las criptodivisas tienen el cielo como objetivo.

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