Los expertos lo tienen claro: es un sector que cada vez pesa más en la economía española, las perspectivas son muy positivas no sólo en biotecnología, como principal subsector relacionado con medicina humana, sino agricultura, biomasa, y temas industriales. Con lo que es de esperar, tal y como dice Miguel Ángel García- Ramos, analista de Estrategias de inversión, que el sector de muchas alegrías a los inversores.
Si se echa la vista atrás, se puede decir que el año 2014 fue el punto de inflexión en el sector, que venía de años de caídas tanto en la inversión en I+D como en empleo. El acuerdo de licencia entre Oryzon y Roche, firma de BioPharma con Novartis o la salida a bolsa de Oryzon hace que en 2015,2016, 2017 “empiecen a darse en el sector operaciones como ampliaciones de capital que hasta entonces no se habían visto en nuestro país”, reconoce Ion Arocena, director general de la Asociación española de Bioempresas (ASEBIO). Esto empieza generar un sentimiento del inversor extranjero de que España está en el radar de la inversión, algo que históricamente no había ocurrido en el sector. “Por ello soy muy positivo porque los datos y la historia nos avalan y nos han puesto en el foco del inversor internacional”, explica Arocena.
Y un punto más: las perspectivas para salir a bolsa siguen siendo sólidas y más teniendo en cuenta los datos del primer trimestre de este año tanto a nivel global como europeo. A nivel europeo sector salud entendido como biotecnología “ha sido un sector más activo con unos ingresos en el primer trimestre que representa el 39% de todos los ingresos de media y el siguiente, que es finanzas, ya está al 19%. Ya es hora de que dejemos de hablar de gasto y hablemos de inversión. Ahora mismo apostar por invertir en salud es un valor seguro y las tendencias lo confirman”, explica Jaime del Barrio, Senior Advisor en Ernst & Young Global Limited.
Sin embargo, aunque es un sector con mucho potencial, no deja de estar muy regulado y esto supone “unos costes elevados en el desarrollo y alarga mucho los procesos”, advierte Isabel Amat, Global Head of Innovation and Pipeline Management de Reig Jofre quien recuerda que "desde la industria se va trabajando y empujando a través de comunicaciones con las agencias para ir aprendiendo juntos las nuevas terapias y tratamientos”. Por ello, aunque es necesario tener una regulación elevada, muchas veces no ayuda. En el sector la relación entre regulador y regulado es “absolutamente co-sustancial: la ciencia avanza rápido y el regulador tiene que responder de una manera ágil, cercana e incluso consultiva. Y eso es un tema delicado que no siempre se entiende”, reconoce el experto de ASEBIO. Sobre los retos que hay en el horizonte, desde Reig Jofre apuntan al proceso de creación de un spin off desde el Centro de investigación para aumentar la cartera de oportunidades en proyectos científicos “que aún es demasiado lento para llega a formar una compañía con una estructura capaz de tirar hacia delante ese proyecto y captar inversión”.
Además, está la regulación a efectos de incentivos fiscales que tiene mucho que mejorar. En los tres primeros meses del año, el sector farmacéutico global ha visto fusiones y adquisiciones por valor de 50.000 millones de euros. La nueva legislación americana ha ayudado mucho a esto. “Las compañías ven su pilar fundamental en la biotecnología y en el I+D pero también ven como una amenaza la pérdida de las patentes y la entrada de empresas tecnológicas en el cuidado de la salud”, explica Del Barrio que cree que aunque no hay tanta diferencia en el tema regulatorio general “el tema fiscal y de incentivos está provocando que los inversores se vayan a otros mercados”. Y eso a pesar de que es uno de los sectores con mayor impacto social por el tipo de productos que se elaboran.
“A nivel legislativo existen incentivos interesantes pero luego, a la hora de la vedad son inaplicables (en la Administración existen préstamos blandos a largo plazo para financiar el I+D pero cuando eres una PYME te exige avales del 40-450% de lo que te están prestando y eso para muchas pequeñas y medianas es muy complicado) con lo que se necesita un esfuerzo de la administración para poner los incentivos fiscales y de financiación a la industria a niveles de otros países desarrollados eliminando requisitos que son contraproducentes para recibir dicha ayuda”, explica Josep Maria Huch, Director de asuntos corporativos de Atrys Health. Y aun con todo, es de los pocos sectores en los que, a pesar de estas inversiones, se están sacando adelante proyectos para salvar vidas.
De izda a dcha y de atrás adelante:
Jaime del Barrio (Ernst & Young), Isabel Amat (Reig Jofre), Josep María Huch (Atrys Health), Oscar Tejada (GVC Gaesco), Ion Arocena (ASEBIO)
Miguel Ángel García-Ramos (Ei), Silvia Morcillo (Ei) y Enric Relló (Oryzon)
A nivel financiación- inversión son necesarios dos elementos clave: el ecosistema y la confianza. El experto de ASEBIO cree que es imprescindible “crear un colectivo de inversores especializados en ciencias de la vida además de que esto es una carrera de fondo, es decir, generar ese ecosistema lleva años de trabajo”. En este sentido, hay fondos de inversion con experiencia y track record importante que se acompañan de inversión internacional y capital riesgo internacional. "También es cierto que se están fijando en proyectos de calidad a precios competitivos, algo que se ve como una oportunidad y una atracción", explica Isabel Amat, quien añade que "el papel de la industria farmacéutica es importante en el ecosistema porque hace un acompañamiento y complementariedad de conocimiento a los proyectos, lo que puede atraer más inversiones al aportar seguridad y diversificación y balanceo del riesgo a los inversores". "La innovación abierta forma parte de la gestión de la innovación dentro de la compañía farmacéutica. En nuestro caso tenemos ejemplos claros ejemplos en los que estamos trabajando conjuntamente desde hace años, uno con Oryzon y otro con GynEC-DX con el kit de diagnóstico. Las biotech se establecen como compañías que tienen la experiencia en investigación y desarrollo. Las compañías farmacéuticas siguen teniendo equipos de I+D pero más focalizado en nuestro caso en el desarrollo de genéricos y para los productos innovadores trabajamos la investigación y desarrollo con los centros de investigación, hospitales o incluso la misma startup, y nosotros lo que aportamos es la experiencia industrial, y sobre todo de marketing, comercial y entrada al mercado", puntualiza la Global Head of Innovation and Pipeline Management de Reig Jofre.
Enric Rello, Director de operaciones y financiero de Oryzon apunta a que el crowdfunding no es el modelo de financiación de este sector y tampoco no es todo capital riesgo “hay que segmentar el capital riesgo que tenemos que es bastante para proyectos incipientes pero que evoluciona cuando la compañía crece y tiene otras necesidades. Ese es el capital riesgo que está faltando”. Aunque si pensamos que “las necesidades de fondos del sector para desarrollarse van a venir de inversores españoles, nos estamos engañando pues no está capacitado culturalmente para realizar este tipo de inversión”, afirma Huch quien cree que hay “honrosas excepciones como 5-6 fondos de capital riesgo, de compañías farma que apuestan por el sector y de inversores de family offices que son los que invierten. “Esto es lo que nos está dando la visibilidad internacional”.
¿Y qué pasa con el inversor particular? Es complicado que la masa inversora dedique sus fondos a este “nicho de mercado con poca visibilidad de flujos”, reconoce Óscar Tejada, de asesoramiento institucional de GVC Gaesco. Es complicado tener una visión más allá de 2-3 años, más allá del 4-6% de dividendo y pensando que es un negocio que será rentable desde el punto de vista social y financiero. “Y en fondos ocurre lo mismo”. Claro que hay que pensar que igual la inversión en este sector no es para todo el mundo. “Estamos en un sector innovador que la gente no conoce, ni lo que hace ni cómo destina su inversión. El que invierte lo hace porque cree en esta innovación”, explica Rello.