La disidencia de Syriza obligó una vez más, a Alexis Tsipras a depender de los votos de la oposición para sacar adelante en el Parlamento griego el tercer rescate acordado con los acreedores.
Durante el debate el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, intentó convencer a los suyos de la necesidad de aprobar el tercer rescate y evitar así que el Eurogrupo opte por un crédito puente. Una intención boicoteada en las horas previas por el exministro de Energía Panayotis Lafazanis con su anuncio de crear un movimiento antirrescate. Horas antes de la votación, el ministro de Estado, Alekos Flambouraris, advirtió que Tsipras convocará elecciones anticipadas en caso de que menos de 120 diputados voten a favor del nuevo programa de rescate. Aunque declinó mencionar una fecha, el congreso extraordinario del partido izquierdista previsto para septiembre marcará la fecha.
El Parlamento heleno está integrado por 300 diputados, en el que la coalición gubernamental cuenta con 162 escaños (149 de Syriza y 13 de sus socios, los Griegos Independientes). Sin embargo, el Gobierno ya perdió esa mayoría en dos votaciones anteriores por diputados rebeldes de Syriza. En una de ellas, la mayoría se redujo a 123.
Poco antes de conocer el resultado de la votación, hemos conocido que la economía de Grecia registró en el segundo trimestre del año un inesperado crecimiento de un 0,8 % respecto al trimestre anterior, según la oficina de estadísticas griega Elstats. El dato positivo sorprendió a los economistas, que habían calculado una contracción del PIB de un 0,5 %. Los analistas lo achacan a que muchos griegos incrementaron sus compras entre abril y finales de junio por temor al corralito.