Evergrande es la segunda mayor promotora de China, cuya deuda asciende a 240.000 millones de euros. La compañía, que lidera Xu Jiayin, se desploma en los últimos días en bolsa después de reconocer que no puede hacer frente a los pagos de intereses de su deuda en septiembre por falta de liquidez.
En el último año, acumula un descenso en bolsa superior al 90% y en los últimos días está siendo un foco de tensión en las bolsas de todo el mundo. El índice de volatilidad VIX, el indicador de miedo de Wall Street, cotiza ya por encima de los 25 puntos, su nivel más alto desde mayo.
Los problemas de la inmobiliaria china arrancaron a mediados del pasado año cuando el Gobierno de China anunció la política de "tres líneas rojas" para controlar el creciente precio de la vivienda y limitar el capital atraído por el sector inmobiliario: si una promotora no cumplía ciertos requisitos en su coeficiente entre deudas y activos y en su apalancamiento, las autoridades limitarían su acceso al crédito.
Las “tres líneas rojas” pasan, en lo concreto, por un ratio pasivos/activos (excluidos los cobros por anticipado) inferior al 70%, un ratio de apalancamiento neto inferior al 100% y un ratio caja/deuda corto plazo superior a una vez. Tres condiciones que no cumple Evergrande.
En ese momento, Evergrande hizo frente ya a una grave crisis de liquidez después de que un grupo de inversores forzase un reembolso de 11.100 millones de euros de deuda, que pudo salvar mediante un acuerdo en septiembre. Sin embargo, sus acciones corrigieron con fuerza y perdió la mitad de su capitalización bursátil. En el último trimestre del año hizo frente a vencimientos por valor de 4.780 millones de euros que salvó mediante la desinversión en su filial de vehículos eléctricos y a través de grandes descuentos en la venta de apartamentos.
Sin embargo, 2021 está siendo todavía peor para Evergrande. La compañía ha tenido que hacer frente a una caída del valor de las ventas de nuevas viviendas y a nuevas regulaciones del sector inmobiliario por parte de Pekín con el objetivo declarado de combatir la especulación. Tanto los ingresos como los beneficios del grupo han caído entre enero y junio de este año y algunos proyectos han quedado en suspenso mientras se han sacado activos a la venta para generar liquidez y hacer frente a sus problemas de flujo de caja, que se ha reducido un 45% en un año hasta los 11.345 millones de euros.
Evergrande sufrió la semana pasada dos recortes en la calificación de su deuda por parte de las agencias Moody's y Fitch, las cuales alertaban de un "alto riesgo de impago". Mientras que subcontratistas y proveedores se quejan ya de retrasos en los pagos e inversores locales también han hecho protestas frente a las oficinas de la inmobiliaria.
La situación no se antoja fácil de resolver, aunque según el medio chino Caixin Evergrande se encuentra en negociaciones con los inversores en sus productos de gestión patrimonial, a quienes, según Caixin, les habría propuesto tres métodos diferentes de pago que posibilitarían a la empresa cumplir con sus obligaciones y mantener su liquidez.
La empresa anunció la pasada semana que el valor de las ventas de sus apartamentos en junio, julio y agosto fue de 20.150 millones de euros, cifra que supone "una tendencia a la baja" y que se mantendrá en septiembre, aseguró en un comunicado. La mayor parte de su cartera de inmuebles está inacabada y Bloomberg Intelligence estima que, con datos de 2020, el 57% de sus adquisiciones de solares fueron en ciudades secundarias del país, fuera de las más conocidas como Pekín, Shanghái, Guangzhou, Shenzhen y Chongqing.
Evergrande es un gigante con los ‘pies de barro’ con intereses más allá del ladrillo. Cuenta con filiales dedicadas a la sanidad privada, el turismo, los medios, la industria musical e incluso la distribución de alimentos. La caída de la promotora generaría un impacto aún desconocido en la economía global, aunque su negocio está localizado sólo en China. Sin embargo, su deuda equivale al 2% del PIB chino, su pasivo está repartido entre 128 bancos y más de 121 instituciones no bancarias y 16.190 millones de euros -19.000 millones de dólares- de la deuda de Evergrande cotiza en bonos fuera de China.
El mercado se plantea ahora qué pasos dará el Gobierno de Xi Jinping con Evergrande. Si decide intervenir posiblemente el ruido de la quiebra desaparezca rápidamente o si por el contrario decide tomar el camino de la no intervención como hizo en Anbang Group o HNA Group que terminaron con reestructuraciones masivas de su deuda. Sin embargo, estas dos compañías tenían negocios fuera de las fronteras chinas y su declive llegó de la mano de operaciones faraónicas como Waldorf o Hilton.
"Pekín no dejará caer Evergrande a pesar de las presiones”, consideran los analistas de la consultora SinoInsider, establecida en Estados Unidos."Tendría un impacto considerable en el régimen y en su estabilidad”, apuntan en un comunicado. “Todo el mundo se pregunta si es demasiado grande como para dejarla caer. Hay quien compara su caso, exageradamente, con el de Lehman Brothers”, concluye Juan Ignacio Crespo, asesor del fondo Multiciclos Global FI Renta4.