La guerra en Ucrania ha convertido de nuevo al Oro en el refugio por excelencia de los inversores. Pero en los últimos días ha perdido casi todo lo ganando, se queda en medio punto solo desde que comenzara la guerra, tras haber revitalizado al oro con ganancias hasta un recorrido de máximos históricos marcado hace casi una semana. El aumento de las sanciones contra Rusia impactaba en gran modo en el mercado, con el incremento exponencial del precio del petróleo hasta los 131 dólares y se reflejaba en esos 2.078 dólares de cota máxima que alcanzó el pasado día 8 de marzo.
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Tras ello ahora la gran incógnita es saber si podrá de nuevo recuperarse en niveles por encima de los 2.000 dólares, en estado de máxima expectación, incertidumbre y volatilidad para los mercados financieros. Algo que además le ha llevado a ganar peso específico en su capitalización como máximo exponente bursátil, con un acumulado de 12,19 billones de dólares, afianzando más su distancia con el siguiente en la lista, en este caso Apple con 2,51 billones
Lo cierto es que, cuanto más se enquista y complica la guerra más crece el activo refugio para los inversores en unos momentos muy tensos y de gran presión para los inversores. Factores como la reversión anunciada por Joe Biden para ahogar financieramente a Vladimir Putin del estado de “comercio normal permanente”, que secundarían buena parte de los países occidentales, con la Unión Europea, Japón, Canadá, y el Reino Unido le ha llevado a mejorar su precio. También tras la orden ejecutiva de la administración norteamericana para prohibir las importaciones de vodka ruso, sus mariscos y diamantes.
Sin embargo, lo que indican los expertos, es que el oro se mantiene en niveles de volatilidad muy elevados, como vimos el pasado viernes con el dato récord de inflación en Estados Unidos en febrero del 7,9%. Esa llegada americana a precios nunca vistos en los últimos 40 años provocó una ola de compras, aunque después el oro no logró mantener niveles por encima de los 2.000 dólares que se ha convertido en su resistencia base ahora mismo.
En su gráfica de cotización vemos que el valor apenas sube un 0,50% desde que se desatara la guerra y ya se coloca a un 9% de los máximos del pasado día 8 de marzo. Con recortes del 4,13% en los últimos cinco días, pero con avances del 2,44% en el mes, del 7,33% en el trimestre y de casi el 5% anuales que todavía atesora, tras el gran periodo de lateralidad vivido.
En cuanto a previsiones las principales casas de análisis han elevado sus expectativas de aumento de sus precios, por encima de los máximos históricos. En el caso de Goldman Sachs los establece con diferentes pautas de tiempo. Por ejemplo, de aquí a tres meses su precio objetivo sobre el metal precioso crece hasta los 2.300 dólares desde los 1950 anteriores. Pero ese incremento, lejos de ser puntual se materializa también, a seis meses vista, con estimaciones de coste de la onza de un semestre en los 2500 dólares desde los 2050 previos y con un fin de año 2022 con ese mismo precio frente a los precedentes 2.150 que el banco de inversión había estimado. De esta forma se consolidaría un incremento del 25% en su precio en los mercados financieros.
Desde Goldman consideran que el factor fundamental de ese repunte es el miedo, leído en términos bursátiles: la creciente incertidumbre geopolítica desatada por la invasión rusa de Ucrania, de ahí el incremento de demanda de oro por parte de los consumidores, inversores y bancos centrales.
Señalan que la última vez que vieron que todos los impulsores de la demanda se aceleraban simultáneamente corresponde al periodo de la crisis financiera entre los años 2010 y 2011, cuando el oro incrementó su precio un 70%.