Todos sabemos que Oro siempre florece en tiempos de crisis. Sigue siendo el activo en inversión por excelencia en todo el mundo, a pesar de la debilidad y, sobre todo, la lateralidad de la que ha hecho gala en todo lo que llevamos de 2021. Nadie le hace sombra en capitalización, con 11,33 billones de dólares de valor de sus inversiones en el mercado. A pesar de ello no olvidemos que apenas le separa un 16% de sus máximos históricos cosechados en agosto del pasado ejercicio, en los 2.067 dólares.
De hecho, la crisis ómicron desatada en los mercados durante el pasado 26 de noviembre solo ha conseguido una ligera mejora en el precio del oro, aunque no ha conseguido mantener la cota de los 1800 dólares, que es la resistencia fundamental, que no ha logrado mantener mientras vuelve a mínimos del último mes, tras tocar los 1850 dólares la onza el pasado 15 de noviembre.
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Y todo ello sin que Bitcoin, el “otro oro” que se había desatado desde la llegada del Covid-19 con la nueva protección de la inflación haya destacado frente a la renta variable a la baja. Lo cierto es que los expertos consideran que el oro es el gran refugio contra la inflación por parte de los inversores cuando es elevada, dicen desde TD Securities, pero además cuando tiende a desacelerarse en el tiempo. La persistencia en el tiempo de niveles de IPC muy elevados, que provoca subidas de precios sostenidas en el tiempo.
A esto ello podemos sumar las declaraciones de Jerome Powell el presidente de la FED que deja de lado la palabra transitoriedad para hablar de la inflación. Todo ello con la economía en vilo, pero de momento solo con desaceleración y no con caída, no están propiciando una mejora en el precio del oro.
En su gráfica de cotización comprobamos que esa lateralidad de la que hablamos, y de la que ha hecho gala en los últimos tiempos se mantiene cuasi perenne a lo largo del ejercicio. Sin cambios en su cotización en la última semana, con recortes del 2,4% en el mes y que se elevan un poco más, hasta el 2,6% si hablamos del trimestre precedente y en lo que va de año, las caídas para el oro alcanzan el 6,26%.
A pesar de ello desde Invesco, su directora de ETFs para Iberia, Latinoamérica y US Offshore, Laure Peyranne destaca, en su último informe sobre las perspectivas del oro que sigue siendo un posible activo refugio para contrarrestar el efecto de la inflación “un cojín de seguridad en una cartera que tiene como objetivo proteger al inversor en escenarios catastróficos”.
Señalan que “en momentos de mayor volatilidad, como por ejemplo el dado durante la pandemia, hemos visto que el oro da mucho valor y es un activo que puede ser seguro”. Afirma que “la demanda de oro tanto de forma física como a través de productos financieros sigue siendo muy superior a la oferta, lo que ayuda también a tensionar los precios hacia arriba”. Desde Invesco destacan que “la demanda sigue siendo significativamente más elevada que la oferta, a pesar del estrechamiento del diferencial en el tercer trimestre del año”.
Los indicadores premium de Estrategias de Inversión nos muestran que, a pesar de todo, el oro, técnicamente hablando sigue gozando de buena salud financiera. Con una puntuación total de 8 sobre 10 puntos posibles. Entre lo negativo encontramos el volumen de negocio decreciente a largo plazo y el momento total lento, que es negativo para el activo.
En el otro lado, describen la tendencia alcista a medio y largo plazo, el momento total rápido positivo, el volumen a medio plazo creciente, y la volatilidad del oro en sus dos vertientes, tanto a medio como a largo plazo, se muestra decreciente para el metal precioso.