María Benjumea es la fundadora y presidenta de South Summit, un proyecto que, cuenta, consiguió funcionar aunando todo un ecosistema de nuevas y emergentes empresas, startups y demás entidades innovadoras, a las que cataloga como una parte “muy importante de la economía, porque representan la nueva forma de hacer las cosas”. Estas nuevas empresas, que se encuentran a la vanguardia de la tecnología, son las que “pueden crear nuevos proyectos, nuevos productos, nuevos servicios, y pueden trabajar de la mano de las grandes corporaciones para que estas se transformen” y puedan así responder al ritmo trepidante que ofrece el mercado.
Basa el éxito de la plataforma en los equipos que conforman el proyecto, algo que no es fácil de seleccionar y no es fácil de mantener. “Es un equipo pequeño para todo lo que hace, y está convencido de que lo hacemos merece la pena, y es súper implicado”.
María Benjumea también aboga por el entendimiento político, intentando dejar de lado las ideologías, en favor de los proyectos comunes. Pone de ejemplo la primera ley de Startups, que representa una serie de necesidades muy importantes para el sector en España. “Tenemos que aunar, tenemos que trabajar juntos y tenemos que tener a nuestros gobernantes y representantes todos juntos, que es como vamos a ir más adelante. El mundo de la innovación es clave para llevar a España a lo más alto”.
South Summit cuenta con una gran cantidad de participantes de origen nacional, pero pese a que sus inicios se veían con una gran dificultad para atraer a las empresas extranjeras, las startups internacionales ya representan el 80% del total de participantes, de modo que están “perfectamente representadas” todas las regiones. A su vez, la atracción de los inversores también aumenta con el tiempo, algo que mejoró, explica, con el cambio de nombre. En un principio, el proyecto se llamaba “Spain startup”, pero al querer convertirlo en un proyecto global decidieron corregirlo a su denominación actual.
Pese a esta gran presencia internacional, María Benjumea afirma que la mayor parte de la inversión que atrae South Summit se queda en las empresas españolas: “Las finalistas reciben en inversión unos 15.000 millones de dólares, de los cuales alrededor del 70% se queda en las startups españolas”.
Y es que precisamente, la expansión internacional es una de las grandes tareas del proyecto, que crece a pasos agigantados. Tras su éxito en Sudamérica, principalmente en Brasil, también ponen el foco en Asia, especialmente en Corea del Sur, región que por sus características, se antoja más complicada, y los pasos se dan poco a poco. “Queremos dar a conocer la tecnología tan extraordinaria que tiene Corea, cómo la desarrolla y su ecosistema de startups, y eso es lo que ellos ven en el South Summit. Ven a una empresa española que viene para trabajar juntos con el fin de conectar con su ecosistema y darlo a conocer a todo el mundo”. Estados Unidos, un país predominantemente emprendedor, también es un mercado que cabe constantemente explorar: “Me encantaría hacer esa conexión con una economía tan potente, con un ecosistema tan fuerte e interiorizado y con tanto interés a nivel mundial”.