En cuanto a previsiones, esta semana se van a publicar algunos datos de interés como el PMI Manufacturero, de construcción de viviendas, de ventas, y se va a reunir la OPEP…

En general los indicadores vinculados a la macroeconomía van a ser positivos. La economía norteamericana crece por encima de lo que esperábamos todos, por encima de un 4% sorprendió a todo el mercado porque no esperábamos que superara el 3 o 3,5%. Sin embargo no creemos que vaya a ser sostenible. Esto es fruto de las políticas de Donald Trump. Pero van a seguir siendo positivos.

Los indicadores de vivienda podrían sufrir algún tipo de corrección, porque ni se están construyendo ni vendiendo tantas. Por un tema de demanda. Las nuevas generaciones no tienen ni el patrimonio ni el flujo de caja para adquirir casas, por lo que el mercado del alquiler se está convirtiendo en algo súper atractivo. Sobre todo en el sur este norteamericano.

Y en términos de la OPEP deberían continuar las cosas como están. No esperamos mayores anuncios. El precio debería permanecer estable. Los inventarios siguen siendo muy altos.

 

¿Cómo cree que van a reaccionar los mercados esta semana? La pasada semana vimos signos mixtos, sobre todo por la guerra arancelaria: Donald Trump quiere imponer otros 200.000 mil millones a los productos chinos.

Septiembre suele ser un mes particular. Nunca ha sido positivo para los mercados en general. A pesar de ser un mes en el que se reactiva la actividad en el país después del fin del verano… y este septiembre parece no ser una excepción. No nos olvidemos que hay un vacío en términos de resultados corporativos que empiezan a partir del 20 de octubre, ya prácticamente cerrando el año. La volatilidad debería mantenerse muy estable en general y muy enfocada en la guerra comercial con china.

 

El indicador bajista de Goldman Sachs está en mínimos de cinco décadas ¿cree que estamos ante el fin del mercado alcista?

Vamos a ver. El problema es que mientras la economía siga creciendo como crece, y las tasas sigan siendo bajas a pesar de que la FED pudiera aumentar la tasas de referencia dos veces más este año, las valoraciones siguen históricamente, en términos promedio, a pesar de que Schiller dijo esta mañana en su indicador de 10 años que están en un tope histórico similar a las correcciones del año 29 y del año 87 (¡nada menos!) Sin embargo, el mercado no se convence de tal circunstancia. Ya hay expectativas de que la economía podría desacelerarse y que el año 20 podríamos tener una pequeña recesión, con lo cual, el mercado debería empezarse a ponerse nervioso a finales del año y, claramente, a mediados del próximo año. Porque si viene una corrección en el 2020, el mercado corrige seis meses antes.

 

De los datos de la semana pasada fue importante el del IPC. Aunque subió en agosto un 0,2% bajó en tasa interanual. Y también la inflación disminuyó.

Sigue bajo control pero ya está en línea con lo que la FED mantenía como tope, más un desempleo totalmente inesperado. Los halcones en la FED deberían subir las tasas lo cual influyen en las valoraciones de los mercados. Es una inflación que no despierta temor pero esto es una economía caliente.

 

También conocimos el déficit presupuestario que aumentó un 30% en agosto respecto a las mismas fechas del año pasado…

Por supuesto porque si se reducen las tasas fiscales y se mantiene el gasto constante y se aumenta el gasto militar, el déficit va a empeorar.  Además, los subsidios a los productores agrícolas afectados por la guerra comercial que nadie ha calculado –que tiene más de ideología que de pragmatismo-) esos déficits deberían llegar a la economía precisamente a esos datos de inflación que vemos que va subiendo poquito a poco.

 

El que es muy bueno es el dato de desempleo, en mínimos de cincuenta años.

Y ya estamos por debajo de la tasa de empleo perfecto, por debajo del 5%. Sin embargo los salarios no suben con dinamismo  ni son robusto, porque precisamente la elección de Trump en la base es que este país sigue registrando un pérdida importante en empleos manufactureros reemplazados en áreas de servicios de muy baja calidad y muy poca compensación. De ahí que haya una frustración permananente en la población que alimenta esta tensión política constante en el país.

 

La semana pasada también se publicó el libro beige de la FED en el que se refleja temor por una caída de las inversiones por la guerra comercial…

Si, hay temor porque se ve en la economía cíclica que en el 2020 viene algún tipo de ajuste. Y el beneficio que ha tenido la Administración Trump es que la de Obama le entregó unas cuentas limpias. En una economía estabilizada, recorto el ingreso mantengo el gasto constante, declaro una guerra comercial y los inversores se empiezan a poner nerviosos y retraen la inversión.

Es una reafirmación de lo que se conocía en la época de Reagan como el “trickle-down economics” que si recorto los impuestos el beneficio va a ser que los que tienen dinero invierten. No señor, no sucede. Cuando se recorta en impuestos la gente se queda con el dinero y no lo vuelve a invertir.

 

¿Qué han aprendido los inversores y los mercados en estos 10 años desde la caída de Leheman Brothers ¿ ¿Crees que podría pasar algo similar?

Difícil que volviera a pasar algo similar, porque aquella crisis del año 2018 tardó 20 años en gestarse. De 1987 a 2007 lo que hubo fue una gran expansión económica basada en una gran expansión del crédito.  En el año 1987 una tarjeta de crédito servía para alguien que tenía mucho dinero y podría solventar ciertos lujos… de pronto cuando uno tenía una tarjeta de crédito para comprar tomates… El crédito expandió tanto que terminó colapsando en torno a las hipotecas.

Después del saneamiento, hoy en dia la banca norteamericana es muy sólida y muy robusta. Sin embargo, los niveles de deuda pública y privada hoy son mayores de los que teníamos en el 2007. Sin embargo no estamos gestando una burbuja de activos de deuda pero probablemente de activos patrimoniales, de acciones, de renta variable que no es lo mismo… Y cualquier corrección, probablemente, tendería a ser mucho menos grave de la que vimos en el 2008.

Las crisis, en teoría, al menos en este país, tienden a ser menos graves. Lo cual no significa que sean menos malas.