En el lado positivo la caída de los precios del petróleo puede ayudar a la FED en su programa de recortes de tipos (menores riesgos de inflación), pero por otro lado puede ser una señal de que la demanda de la economía global está cayendo a un ritmo más rápido que el esperado.

Los datos de China han mostrado que los motores críticos del crecimiento económico están tambaleándose: la actividad manufacturera se ha contraído por cuarto mes, las ventas de viviendas nuevas han disminuido, la deflación que acecha al país muestra señales de incrementarse y las ayudas del gobierno parecen insuficientes. Por otro lado, la actividad manufacturera estadounidense registró su quinto mes consecutivo de contracción, mientras el empleo sigue mostrando algunos signos de debilidad.

El periodo estacional tampoco acompaña. Los mercados mundiales de crudo se encuentran actualmente impactados por la fuerte demanda durante el verano, pero se prevé que se normalice significativamente una vez que pase el pico estacional del consumo. Los gestores de fondos nunca han tenido menos posiciones largas netas en los principales contratos de petróleo crudo desde que se comenzaron a publicar datos en 2011.

Arabia Saudí, Rusia y otros países productores de petróleo de la OPEP han acordado retrasar dos meses los aumentos de la producción que estaban previstos para comenzar en octubre, con el objetivo de parar esta sangría.  La demanda podría crecer en 2,03 millones de barriles diarios en 2024, reduciéndose a 1,74 millones en 2015. Rusia precisamente es uno de los actores más perjudicados ante esta situación, dado que necesita los mayores ingresos posibles para financiar su guerra contra Ucrania, algo que sin embargo, es del agrado de EEUU y el Viejo Continente. El huracán Francine tampoco ha sido suficiente motivo para detener las caídas, a pesar que se está moviendo hacia el Golfo de México y algunas empresas petroleras estadounidenses están deteniendo la producción de crudo en alta mar.

En el corto plazo, posponer los aumentos de la producción hasta diciembre debería respaldar los precios del petróleo. Al renunciar a un aumento de 180.000 barriles al día en octubre y noviembre, la OPEP podría mantener el mercado más o menos equilibrado el próximo trimestre, en lugar de crear un superávit. 

Según la AIE, los superávits mundiales aumentarán en 2025, ya que el crecimiento del consumo de combustible sigue siendo moderado y la producción de Estados Unidos, Guyana, Brasil y Canadá sigue expandiéndose. Mientras se pone en tela de juicio si realmente los países de la OPEP cumplen con los recortes acordados.

EEUU precisamente podría incrementar su producción (aunque se encuentre en niveles récord) puesto que Donald Trump ya ha comunicado en diversas ocasiones que en caso de ser elegido presidente, impulsará la producción energética del país, con el fin de reducir lo máximo posible la inflación.

En los últimos días la curva de futuros del petróleo ha ido aplanándose El contrato más cercano de referencia mundial del petróleo se negocia ahora apenas unos céntimos más alto que los de 2031.

De hecho, los principales consumidores de petróleo como las aerolíneas y otros medios de transporte aprovecharon la caída de precios de la semana pasada para adquirir grandes volúmenes de contratos para el año próximo. Parece por tanto que un precio cercano a los 70 dólares el barril es un nivel atractivo para el año que viene.