Y esta generación valor se logra a través de:
- Minimizar la diferencia entre la valoración y el precio de la acción.
- Proporcionar liquidez al valor en el día a día de su cotización.
- Mantener una volatilidad de la acción en un rango razonable.
- Captar recursos del mercado de forma recurrente para financiar el crecimiento.
- Generar un “engagement“ con inversores y accionistas, aumentando la probabilidad de entrada de inversores y minimizando el activismo accionarial.
Dicha profesionalización requiere de aspectos clave como son:
- Establecer una estructura del capital flotante (free float) acorde con el modelo de negocio y la estrategia de crecimiento de la compañía. Para ello la compañía tiene que tener claro que tipo de inversor es el adecuado (“inversor target”) para poder generar un porcentaje de capital flotante suficiente con un peso de inversor individual, family office e institucional (fondos) adecuado, según la ponderación de liquidez y estabilidad que mejor se adapte al valor.
- Desarrollar una cultura organizacional enfocada en observar las mejores prácticas y la ejecución de un plan concreto para establecer una relación bidireccional con el mercado que planifique lo inesperado, como área dependiente directamente del Director General Corporativo o del Consejero Delegado, y reportando al Consejo. Con ello el máximo órgano de administración de la compañía recoge el feedback del mercado para continuar mejorando su actuación.
- Enfocarse en la estructuración de una clara y diferenciada tesis de inversión. Los IR profesionales no sólo deben dominar los aspectos económicos y financieros cruciales de la compañía y su valoración, sino que deben ampliar el perímetro a todos aquellos otros factores que influyen en la configuración de la voluntad de los inversores a la hora de adoptar una decisión de inversión o un determinado criterio de gestión de carteras. Actualmente la ponderación de factores que componen la ESG (Environmental, social and governance) son tan importantes como los fundamentales que transmite la compañía en la toma de decisiones de inversión, siendo clave el cumplimiento estricto de la normativa y la trasparencia con que se comunica.
- Procurar una amplia divulgación de dicha tesis, cuidando en todo momento de la calidad del mensaje y su forma, en función de la tipología de inversor y accionista. Para ello el área de IR tiene que saber gestionar los múltiples canales de acceso al inversor y accionista según su perfil. En general, los inversores individuales son los que más utilizan los canales digitales para relacionarse con al empresa a través de canales directos como la Oficina del Accionista y la web corporativa, las redes sociales y las plataformas de bolsa para estar actualizados de los comunicados y road shows ( deal y non-deal) que realiza la compañía. Siendo más presencial su asistencia a las Juntas de Accionistas, utilizando activamente el voto electrónico cuando la asistencia no les es posible.
El inversor institucional (fondos - buy side) accede a la compañía a través del área de análisis y ventas (sell side) de las entidades financieras.
En el caso de los family office, el private equity y el venture capital, la relación del inversor y accionista con la compañía es mixta, utilizándose tanto el departamento de IR, como las entidades financieras.
Los departamentos de Relación con Inversores y la Oficina del Accionista deben funcionar coordinadamente, puesto que el pequeño inversor, entendido como aquel que adopta la decisión de compra fundamentada en su propio análisis, cada vez está mejor formado y demanda más y mejor información.
El papel del resto de miembros de mercado es también crucial para la correcta generación de valor al accionista.
A nivel regulatorio, se requiere una normativa que garantice la nula asimetría de la información que conforma la toma de decisiones entre los distintos tipo de inversor, así como una tutela estricta para su apropiada observancia.
Los cambios constantes en los distintos ámbitos del mercado requieren al IR formarse constantemente. La mayoría de países tienen asociaciones de Relación con Inversores como el IR Society en Reino Unido, AERI en España o NIRI en Estados Unidos, claves para estar al día en todos los aspectos del mercado de capitales. En España, el propio BME organiza a través del Instituto BME un curso de Relación con Inversores desde hace algunos años.