El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha informado que el Índice de Precios de Consumo (IPC) en España disminuyó un 0,5% en julio en comparación con el mes anterior. Además, la tasa interanual del IPC se redujo en seis décimas, situándose en el 2,8%, según los datos preliminares publicados este martes.

Según el INE, la moderación del IPC hasta el 2,8%, su nivel más bajo desde febrero, se debe principalmente al abaratamiento de la electricidad y de los alimentos. También se observó una menor subida en los precios del ocio y la cultura en julio de este año en comparación con el mismo mes del año anterior.

Con esta caída en el IPC interanual durante el séptimo mes del año, la inflación en España ha experimentado dos meses consecutivos de descensos, luego de los incrementos registrados en marzo, abril y mayo.El INE también incluye en su informe una estimación de la inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados y productos energéticos. En julio, esta tasa se igualó a la del IPC general, alcanzando un 2,8% tras disminuir dos décimas en comparación con junio.

En cuanto a la variación mensual, el IPC se contrajo en cinco décimas en julio respecto a junio, poniendo fin a seis meses consecutivos de aumentos.

Santiago Martínez Morando, jefe de análisis económico y financiero de Ibercaja destaca que el INE avanza que la moderación se debe al descenso de los precios de la electricidad y la alimentación y, en menor medida, al menor aumento de los precios de ocio y cultura. En el caso de la electricidad, la contención proviene de la rebaja del IVA y los precios del mercado libre, ya que en el mercado regulado subieron en julio hasta 71€ de media desde los 56€ de junio, de forma que el descenso interanual se redujo hasta el -21% desde el -40%.

Si atendemos a las variaciones mensuales se advierte que la desaceleración de los precios fue debida exclusivamente al efecto base, ya que el IPC creció una décima por encima del promedio de los veinte años anteriores, y la tasa subyacente aumentó en seis décimas más. En agosto, el efecto base puede suponer un ligero alivio, pero no será así a partir de septiembre, sobre todo en octubre y noviembre, de forma que puede producirse una nueva aceleración de los precios si no se consigue avanzar en la desinflación, sobre todo en los grupos de gasto donde está habiendo más resistencia: los alimentos, afectados por problemas de oferta, y la restauración, que parece beneficiarse de la elevada demanda, en particular del turismo extranjero, y de los cambios en los hábitos de consumo.