La semana que viene el Cboe, el mercado de Opciones de Chicago donde cotiza el denominado VIX, conocido popularmente como el índice del miedo, va a lanzar, junto con el S&P 500 nuevos indicadores de volatilidad ligados a los bonos corporativos europeos y estadounidenses.

Y lo hace para evaluar más de cerca a las empresas que está altamente endeudadas, para que sus prestatarios lo tengan más claro respecto a ellas en un entorno de niveles de tipos claramente elevados.

Por supuesto funcionarán como una réplica del genuino, el índice Vix, que vuelve a colación estos días por sus fuertes avances, pero que viene avisando de la situación que se ha generado desde el último trimestre.

Lo cierto es que, en este caso se trata de ver el vaso medio vacío o medio lleno. En el primer caso, comprobamos que, en la última semana, el Vix ha subido un 8%. Aunque el saldo del mes precedente es mucho mayor y roza el 30%, pero es una tendencia que se viene fraguando ya que, su aumento en los últimos tres meses alcanza el 21%.

Los niveles actuales del Vix, en referencia histórica, se alejan de los niveles estratosféricos de 2008, pero también de los últimos máximos, los niveles marcados en enero de 2020 por encima de los 55 puntos.

Pero incluso, se mueve a casi la mitad de su mayor nivel interanual, los 34,53 puntos de octubre pasado. Ahora mismo los niveles se mueven en torno a los 18,5 puntos. Pero esta semana, ha llegado a marcar sus cotas más altas desde el pasado mes de mayo, lo que indica los nervios que siguen marcando el devenir en los mercados financieros.

Una volatilidad que los analistas achacan principalmente a dos factores. Por un lado, que las tensiones en los mercados permanecen, con niveles altos de inflación que llevan a los bancos centrales en general y a la Fed en particular, a plantear que las subidas de tipos no han terminado, pero que, cuando dejen de subir, seguirán en niveles muy altos a lo largo del tiempo.

Ahora la expectativa para la primera bajada de tipos de la Reserva Federal se demora hasta, como pronto, el mes de julio de 2024.

Por el otro, otra tensión, derivada de esta, la que encabezan las rentabilidades de los bonos, a pesar de la ligera caída que vivían ayer, en favor del precio.

Además, a partir de ahora, la posible difuminación del escenario esperado, con un aterrizaje suave en Estados Unidos frente a la recesión que puede producirse en lo que queda de año, con la desaceleración económica esperada.

Pero, sobre todo, en Europa, con las previsiones macroeconómicas y los indicadores adelantados, con los PMIs en zona de contracción e indicando que la parte final de 2023 no será un camino de rosas, a pesar de la leve mejora de septiembre.

En especial, mirando a Francia, donde la actividad, indica S&P Global “está cayendo en picado, lo que indica una desaceleración más profunda”, sobre todo en el ámbito de los servicios.

En cuanto al vaso medio lleno, lo importante es que todavía se mantiene una fuerte caída del indicador en lo que va de año, superior al 13% debido sobre todo a los elevados niveles con los que empezó el ejercicio, por lo que, de momento, la situación puede ser complicada, pero no alarmante, ni mucho menos.