El pasado viernes el IBEX 35 despidió los 8000 puntos en una jornada de vencimiento de opciones y futuros, con la volatilidad que ello implica. Hoy, el selectivo se mantiene por debajo de esos niveles y con objetivos que están en niveles de 7798-7764 puntos.
José Antonio González, analista técnico de Estrategias de inversión reconoce que si la semana pasada comenzó con un hueco alcista que nos hacía ser optimistas, “al final dejó una vela envolvente con amplia sombra superior, cuerpo bajista y cierre próximo al mínimo de la semana en 7932 puntos”. Hoy el mercado ha abierto con gap bajista en una situación que, ya de por sí, es complicada para el selectivo español donde lo más probable es que la debilidad siga presente.
El gráfico diario muestra que el índice se frenó a la altura del 61,8% del retroceso bajista que se inició en los máximos del miércoles 17 de agosto “y entendemos que a día de hoy el objetivo más probable es la rotación hacia la base que dejan los 7798-7764 puntos”, un soporte importante junto con la directriz que parte de los mínimos de marzo de 2020.
La economía pierde momentum y esto arrastra a índices como el Ibex 35
Pero ¿qué está provocando este movimiento en el índice? Los riesgos sobre la recesión global a cierre del año y las informaciones que siguen llegando del sector inmobiliario chino confirman que esta tesis está más cerca.
Hace unos días, tanto el Banco Mundial como el FMI alertaron de la pérdida de momentum de la economía mundial ante las tensiones inflacionistas, la disrupción de la cadena de valor y el endurecimiento de las condiciones financieras de los bancos centrales. Para reducir el riesgo de recesión en 2023, el Banco Mundial ha señalado, entre otras medidas, la necesidad no sólo de reducir el gasto de consumidores y empresas, sino también a impulsar la producción, con reformas destinadas a aumentar la productividad y mejorar la asignación de capital. A su vez, señala la necesidad de incrementar la producción en sectores relacionados con materias primas, alimentos y energía podría aliviar las tensiones inflacionistas.
Esta pérdida de momentum se ha ido constatando con los últimos datos macro conocidos en un contexto determinado por las tensiones geopolíticas. Lo que deriva en una crisis energética que está afectando a los países más dependientes de petróleo y gas.