De momento todo son informes y documentos, así como pruebas y formas de testar lo que puede convertirse en realidad en el futuro. Pero el euro digital ya está en la mente de todos. Las criptomonedas, tan vilipendiadas por los bancos centrales de todo el mundo, han abierto la puerta de un universo cada vez más dimensionado y real. Las monedas virtuales, incluso las de curso legal y público en este momento, serán un hecho más pronto que tarde.
El BCE acaba de presentar un informe sobre las mismas, aunque la presidenta de la institución, Christine Lagarde ya se ha apresurado a decir que no habrá, a medio plazo, desaparición del dinero en efectivo, para dejar tranquilos a los detractores de esa divisa que no puede verse. La consulta pública comenzaba esta semana y el Eurosistema va a decidir a mediados del año que viene si finalmente se lanza el proyecto, tal y como está concebido, o no.
Lo cierto es que el momento es propicio, ya que el coronavirus que todo lo envuelve ha disparado los pagos digitales frente al cash por los posibles contagios a través de las partículas del Covid en los billetes y monedas. Según los datos del BCE, para pagos superiores a los 100 euros, el efectivo solo se usa en un 32% de las transacciones, frente al 68% de cualquier otro medio de pago, incluyendo tarjetas, cheques o pago con tecnología contactless.
De momento el BCE considera que el euro digital agilizaría los pagos diarios haciéndolos más rápidos, seguros y fáciles para los consumidores. E incluso que fomentaría la innovación en los pagos minoristas, en un entorno de apoyo a la digitalización de la economía de la Eurozona.
Pero va más allá intentando anticiparse a situaciones como la que estamos viviendo. Destaca que podría ser más que efectivo en situación de impacto de eventos extremos, como ocurre con la pandemia o en el caso de desastres naturales, cuando no funcionen o por cualquier circunstancia no se puedan usar los sistemas de pago tradicionales.
Eso sí reconocen que, tras las consultas y la decisión sobre si llevarlo a la práctica a mediados de 2021, llevaría tiempo desarrollar e implementar una moneda digital que cumpliera tres características esenciales. Que fuera segura, accesible y también eficiente.
Por tanto ¿Considera que el BCE debe dar el paso definitivo e implementar, incluso antes de lo que la misma entidad central se plantea, el euro digital para los pagos en la red y sin efectivo? O por el contrario, ¿lo considera un proyecto en el horizonte pero de difícil puesta en marcha, en especial para garantizar la seguridad plena de las transacciones oficiales?