En su última carta a los accionistas, Warren Buffett no solo ha reconocido que la reforma fiscal que ha puesto en marcha la administración Trump le ha generado a Berkshire Hathaway, la empresa que dirige, 29.000 millones de dólares en beneficios. Es decir, casi un 50% de los 65.300 millones de dólares que ganó el año pasado. Curioso también, si se tiene en cuenta que durante la campaña electoral que llevó al presidente de Estados Unidos a la Casa Blanca, no sólo se posicionó en contra de su rival, sino que luchó activamente para que el millonario no dirigiese los designios de los americanos estos cuatro años.
Pero no es eso lo que más choca a los inversores que siguen al carismático octogenario. Si hay algo que llama la atención es que aboga sin ambages por la inversión pasiva. Por eso hace algo más de 10 años, en 2007 puso en marcha una apuesta con un hedge fund para demostrar qué estrategia es más acertada en un largo de tiempo. Y no hay dudas. En estos diez años en los que en su mayor parte el mercado no ha hecho otra cosa que subir, lo más lucrativo para los ahorradores hubiera sido poner su dinero en un fondo referenciado al S&P 500 y olvidarse de cualquier estrategia de gestión activa.
¿Por qué? El propio Buffett señala que detrás de esta decisión están las comisiones que cobran –injustificadamente en algunos casos-, los asesores. “Los inversores americanos pagan cada años enormes sumas a sus asesores que a menudo generan varias capas de costes. En resumen, ¿reciben a cambio esos inversores algo por lo que están pagando?”, se pregunta Buffett.
En su opinión no. Se queja el afamado inversor que, “incluso cuando los fondos pierden dinero por una década, sus gestores pueden hacerse ricos. Eso puede ocurrir porque las comisiones fijas equivalen de media a un 2,5% de los ingresos”, acusa.
Salvo en 2008, el primer año de la apuesta, cuando el mercado seguía cayendo, el fondo elegido por Warren Buffett (un Vanguard) ha batido a casi todos los fondos casi todos los años. En general, en estos nueve años se ha apuntado una subida del 125%, lo que equivale a una revalorización anual del 8,5%. El fondo que más ha ganado ha sido un 87% en este tiempo. Uno de ellos, solo ha conseguido apuntarse unas ganancias de un 2,8% en esta última década.