En Wall Street siguen sin ganar para sustos, a pesar de respirar tranquilos ayer tras el aporte de dinero a los bancos regionales y en especial, al First Republic, con 30.000 millones por parte de un grupo de entidades. Ni los que vienen de su sector financiero con ese colapso primero y cierre después del SVB Financial y el Signature Bank y con las caídas a plomo de la banca en general y de las entidades regionales, las más débiles, en particular. Pero en el caso del DOW JONES Ind Average, esas pérdidas, sin ser elevadas en el indicador, se han convertido en tendencia: bajista como se encuentra incluso en el año la marcha del selectivo por excelencia en Wall Street.
Con grandes bancos y empresas financieras en su haber, la semana se ha mostrado claramente negativa para Goldman Sachs DO-A que ha llegado a perder más de 8,7% en sus caídas y un 15% semanal, JPMorgan Chase con recortes menos acusados del 1,6% y saldo anual en positivo, pero que se han visto del calibre del 7% para una American Express que, hasta ahora mostraba una tendencia menos bajista. En Visa Rg-A, los recortes semanales apenas superan el 1,6%, a pesar de los avances de ayer.
De forma que, en lo que llevamos de año, lo peor del año pasado, Salesforce se convierte en lo mejor de este, con Apple y Microsoft despuntando en el Top2 y 3 a doble dígito.
Ese es el panorama actual, y no sería tan preocupante, si obviamos lo que subyace detrás. Un problema de falta de control, en el sistema financiero americano a cuenta de las consecuencias de la dureza de las subidas de tipos de la Reserva Federal de Estados Unidos. Todos, incluidos los supervisores y reguladores financieros, estaban tan absortos en el efecto e impacto en la economía real, haciendo gala de la palabra recesión, que no calibraron el impacto en el sistema financiero, con esa salida vertiginosa de los depósitos, en un banco cuyo pasivo estaba dominado por unos bonos americanos venidos a menos.
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Si a ese se le suma el efecto dominó sobrevenido en Europa, en Suiza y más en concreto, en el ya más que debilitado Credit Suisse, lo que tenemos es ese efecto boomerang que ha martirizado a Wall Street. Hasta tal punto que se plantean ya seriamente, con Goldman Sachs que fue el primero que lo dijo, la posibilidad de que, para minimizar impacto, los tipos de interés dejen en subir en Estados Unidos. ´
La última palabra sin duda será para la Fed la próxima semana, para la que muchos analistas como Jim Cramer, consideran que será la reunión más trascendental de la memoria reciente en la institución. Pero lo cierto es que nadie sabe qué hará la Reserva Federal. La primera opción, ya saben, que pasaba por consenso en el mercado de subida de 25 puntos básicos y la segunda es que no los mueva y corte el ascenso para calmar la situación. Todavía se mantiene en el aire la sensación de si esto ha sido un episodio puntual, aunque drástico, o si bien, tendrá un impacto más pernicioso y duradero en Wall Street.
Para que nos hagamos una idea de la variabilidad con la que las cosas están cambiando constantemente en el mercado americano, vemos que el miércoles, y según el CME Group la probabilidad de que no subieran los tipos se desató hasta el 65%. Y ayer a media mañana esas probabilidades cambiaban radicalmente hasta prever una subida de 25 puntos básicos para más del 75%. Sólo algo menos del 24% optaba porque los tipos no se iban a mover.
De cualquier forma, todo alrededor del Dow Jones, hasta que el panorama mejore, se mueve en negativo, con recortes semanales que al final se quedan en nada, con equilibrio, del 4,4% mensuales, del 2,95% trimestral y, en lo que va de año, los recortes se minimizan al 2,8%, tras el rebote de ayer.