La última semana ha cambiado ligera y momentáneamente las cosas para un dólar que no deja de crecer y que se configura, por ejemplo, como uno de los grandes problemas, en lo que a tipos de cambio se refiere, en las cuentas de las multinacionales estadounidenses, en sus costes y sus precios. Pero lo cierto es que el apetito por el riesgo de los inversores que ha resurgido cuando nadie lo esperaba en la última semana, configura al menos un pequeño alto en el camino en su sostenida fortaleza en lo que llevamos de año.
Pero ese hecho, que ahora analizaremos, también puede ser una ilusión, si tenemos en cuenta cómo ha evolucionado su índice en los últimos días. Y es que, el pasado día 13 se acercaba y mucho, a sus máximos anuales, marcados en los 114,78 el pasado 28 de septiembre, cuando intradía rozaba la cota del nivel de los 114.
Y es que su retroceso, ha sido prácticamente testimonial y no ha cambiado, ni de lejos el sentido del avance. Tan solo lo ha moderado. Esas ganancias que le llevan a marcar sus mejores niveles frente a algunas de las divisas globales de los últimos 20 años, con avances del 14% frente al euro, del 19% frente a la libra esterlina, del 24% frente al yen, e incluso de sus ganancias del 6% de media frente a las divisas emergentes.
En su índice apenas retrocede un 0,60% en la semana, y medio punto en el último mes, frente a las ganancias trimestrales del 5,5% y anuales del 17,34%. No nos olvidemos que hace justo un año, marcaba su menor nivel interanual en los 93,28.
Los factores de ese alto en el camino vienen de la mano de los vientos que llegan de la Fed, principalmente, con esas filtraciones de The Wall Street Journal en las que señala que funcionarios de la Reserva Federal apuntan ahora a un nuevo aumento para su reunión del 1 y el 2 de noviembre en los tipos de interés en Estados Unidos de 75 puntos básicos, aunque parece que comienza a cundir la preocupación en el seno del Comité del Mercado Abierto, de los efectos en la economía y su deseo de que, en diciembre, el nivel hawkish disminuya. Hasta la fecha el modo halcón con el que ha procedido la Fed ha llevado al dólar a sus cotas anuales.
Pero lo cierto es que el FMI destaca que además de lo que significa para las monedas mundiales su depreciación frente al dólar, su fortaleza influye en el alza de la inflación.
De hecho, se destaca que, de media, la apreciación de un 10% del dólar se traslada en modo inflación en un 1%, especialmente en los mercados emergentes, debido a su mayor dependencia de las importaciones y sobre todo de las compras al exterior que se facturan en dólares, frente a las economías más avanzadas.
Pero también influye en los balances globales, porque no olvidemos que, la mitad de los préstamos transfronterizos y de los títulos de deuda internacionales están referenciados a los dólares de Estados Unidos. El peso por ejemplo de la compra europea de petróleo ha sido más difícil porque los barriles de crudo se venden en dólares.
A la espera de que haya un cambio de sesgo más permanente en la dirección de la Reserva Federal y del nivel de subida de los tipos de interés en Estados Unidos, el dólar seguirá fuerte en el forex…y fuera de él.