El Departamento de Justicia de EEUU ha demandado a Apple alegando que su ecosistema iPhone es un monopolio que impulsó su “valoración astronómica” a expensas de consumidores, desarrolladores y fabricantes de smartphones rivales.
“Cada paso en el curso de conducta de Apple construyó y reforzó el foso alrededor de su monopolio de teléfonos inteligentes”, apunta la denuncia presentada en el Distrito de Nueva Jersey. Las autoridades federales antimonopolio y 16 fiscales generales creen que las prácticas anticompetitivas de Apple se extienden más allá de los negocios de iPhone y Apple Watch, citando la publicidad, el navegador, FaceTime y las ofertas de noticias de Apple.
En un comunicado, el Departamento de Justicia asegura que para que los consumidores siguieran comprando iPhones, Apple decidió bloquear aplicaciones de mensajería multiplataforma, limitar la compatibilidad con billeteras y relojes inteligentes de terceros e interrumpir programas que no pertenecen a la App Store.
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El desafío representa un riesgo significativo para el modelo de negocio de Apple, cuyas acciones caen en la mañana de este jueves un 3,20% en Wall Street. La demanda podría obligar a la compañía a realizar cambios en algunos de sus negocios más valiosos, empezando por el iPhone, que reportó más de 200.000 millones de dólares en ventas en 2023. También el Apple Watch, parte del negocio de dispositivos portátiles de la compañía de 40.000 millones de dólares, y su rentable línea de servicios, que generó 85.000 millones en ingresos.
“Si no se la cuestiona, Apple sólo seguirá fortaleciendo su monopolio de smartphones”, señala el Fiscal General Merrick Garland en el comunicado.
Apple se ha defendido en un comunicado alegando que “esta demanda amenaza quiénes somos y los principios que distinguen a los productos Apple en mercados ferozmente competitivos”. “Si tiene éxito, obstaculizaría nuestra capacidad de crear el tipo de tecnología que la gente espera de Apple, donde el hardware, el software y los servicios se cruzan”, dijo un portavoz de Apple a la CNBC. “También sentaría un precedente peligroso, al empoderar al gobierno para tomar mano dura en el diseño de la tecnología”.