Ahora que la transición energética apunta a electrificarlo todo, el futuro del cobre, uno de los materiales claves para la transformación en los sectores de la energía y el transporte, se atisba más que prometedor. "El eslogan es simple: en la era del cambio climático, el cobre es el nuevo petróleo, un mineral crítico esencial para reconfigurar nuestro sistema energético con energía renovable", señala Javier Blas, periodista especializado en materias primas de Bloomberg.
Y mientras el mundo gira hacia una era más respetuosa con el medio ambiente, la ley de la oferta y la demanda del llamado "metal de la electrifiación" ha derivado en un notable repunte de su valor. En lo que llevamos de año, el metal rojo sube más de un 25%. Además, el pasado día 20 de mayo, el precio del cobre para entrega en julio alcanzó un nivel intradiario récord en la Bolsa de Metales de Londres (LME) de 5,1990 dólares la libra o 11.460 dólares la tonelada.
"El mercado de Londres se está poniendo al día con su par estadounidense CME Group, donde se ha producido una feroz contracción del contrato COMEX. Los comerciantes ahora están luchando por enviar metal a los almacenes de CME en Estados Unidos para cubrir posiciones cortas. El pánico ha añadido combustible a un repunte que ha hecho subir el precio del cobre a doble dígito y ha reforzado una narrativa alcista de un mercado atrapado entre la oferta limitada y el auge de la demanda verde", explican desde Refinitiv.
¿Qué hay detrás del aumento del precio del cobre?
El desajuste entre la oferta...
Los principales motivos en la trayectoria ascendente de los precios del metal rojo está en el aumento del consumo (demanda) y el miedo a la escasez (oferta), ante una reducción de la producción de fundiciones chinas y un temor al agotamiento de las reservas globales. Pero, en este último punto, no hay que olvidar que China, el mayor productor y consumidor de cobre, tiene, de momento, mucho arsenal.
A mediados de este mes de mayo, y según datos de Refinitiv, el inventario registrado en la Bolsa de Futuros de Shanghai (ShFE) ascendía a 291.020 toneladas métricas, en comparación con las existencias de la Bolsa de Metales de Londres (LME) de 105.900 toneladas y las existencias de CME de sólo 18.244 toneladas. Además, hay otras 45.000 toneladas de cobre consolidado registradas en la sucursal internacional de la Bolsa Internacional de Energía. El aumento de las existencias en las bolsas chinas elevó las existencias en las bolsas mundiales a 491.000 toneladas a finales de marzo, el nivel mensual más alto desde agosto de 2021.
El porqué de los elevados niveles de existencias en los inventarios de China radica por un lado, en una demanda física del metal que se ha frenado ligeramente por la subida vertiginosa de los precios mundiales del cobre, unas sólidas importaciones y un repunte de la producción interna.
Por otro lado, la oferta de cobre también sigue fallando debido al aumento del endurecimiento de las regulaciones mineras, las tensiones geopolíticas y las huelgas laborales mineras.
Además, hay escasez de construcción de nuevas minas, es decir, las minas no están produciendo tanto cobre como requiere el mercado. Y a la falta de nuevas se une la desaparición de las de siempre. En este sentido, el cierre de la mina de cobre Cobre Panamá de la minera canadiense First Quantum Minerals el año pasado hizo que las expectativas del mercado pasaran de un superávit a un déficit, lo que contribuyó a la trayectoria ascendente de los precios del cobre.
Por último, una de las principales razones de la reducción de la oferta del cobre está en las fundiciones de China, ya que algunas han recortado la producción en medio de una escasez de concentrado, lo que ha impulsado aún más los precios.
... y la demanda
Desde el lado de la demanda, la energía verde requiere mucho cobre, al tiempo que se adoptan tecnologías como los vehículos eléctricos, las bombas de calor y las redes eléctricas inteligentes. A esto hay que añadir el desarrollo de los centros de datos para la inteligencia Artificial. Y también el "boom" de la defensa, con los conflictos de Ucrania y Oriente Medio jugando a favor del metal cobrizo, al ser un elemento clave para la producción de proyectiles y municiones.
Por países, a día de hoy, en promedio, China consume más de 8 millones de toneladas del cobre total producido en el mundo, seguida por la UE y el Reino Unido con 2 millones de toneladas y América del Norte con 1,4 millones de toneladas. China ahora importa aproximadamente el 20% de su cobre de la República Democrática del Congo, el 7% de Chile y el resto de Rusia, Japón y Australia para alimentar esta demanda.
Con ello, no es de extrañar que los números continúen aumentando. De hecho, se espera que el consumo anual de cobre se duplique de aquí a 2035, superando los 50 millones de toneladas, y que las tecnologías de transición energética representen aproximadamente la mitad del incremento.
Datos y ... ¿soluciones?
Problema
Según SP Global la crisis de suministro irá a más: la diferencia entre demanda y oferta provocaría un déficit de ceca de 10 millones de toneladas métricas en 2035.
Solución
Según datos del Servicio Geológico de EEUU (USGS) quedan alrededor de 3.500 millones de toneladas métricas de cobre por descubrir, frente a las 2.800 millones de toneladas métricas ya descubiertas, lo que significaría que hay aproximadamente 6.300 millones de toneladas métricas de cobre en la tierra. Del cobre identificado que aún no se ha extraído de la tierra, alrededor del 65% se encuentra en sólo cinco países de la Tierra: Chile, Australia, Perú, México y Estados Unidos.
Solución a la solución
Naciones Unidas apunta que para alcanzar los objetivos de emisión neta cero para 2030, (y al mismo tiempo descubrir parte de los miles de millones de toneladas de cobre que quedan en la tierra), la industria podría necesitar cerca de 80 nuevas minas de cobre, lo que supone inversiones de centenares de miles de millones de dólares.
Problema al problema
Según el estudio de S&P Global "El futuro del cobre: ¿La inminente brecha de oferta provocará un cortocircuito en la transición energética?", se tarda una media de 23 años en descubrir, explorar, autorizar, financiar y desarrollar nuevas minas de cobre. Y la opinión pública es cada vez más hostil a la minería del cobre a cielo abierto por sus daños medioambientales y las prácticas de explotación que se perciben.
Además, no hay que subestimar el factor geopolítico y tener en cuenta que algunos de los yacimientos con más potencial se encuentran en zonas delicadas para la inversión como por ejemplo la República Democrática del Congo.
¿Hasta dónde llegará el cobre en un futuro próximo?
Dicho esto, está claro que el cobre sigue y parece que seguirá al alza. Un informe de "The Globe And Mail" señalaba que el precio del cobre podría alcanzar los 15.000 dólares la tonelada métrica en los próximos años. Además, el precio podría verse bajo mayor presión si los recortes previstos en las tipos de interés debilitaran la demanda del dólar estadounidense y reforzaran la demanda de materias primas cotizadas en dólares estadounidenses.
Pierre Andurand, uno de los comerciantes de materias primas más conocidos del mundo, va más allá y cree que el repunte aún tiene mucho por recorrer. Andurand, espera que el precio del cobre casi se cuadruplique a 40.000 dólares la tonelada en los próximos años, a medida que la creciente demanda haga que las reservas mundiales del metal rojo se agoten. "Estamos avanzando hacia una duplicación del crecimiento de la demanda de cobre debido a la electrificación del mundo, incluidos los vehículos eléctricos, los paneles solares, los parques eólicos, pero también el uso militar y los centros de datos", dijo al Financial Times. “Creo que podríamos llegar a 40.000 dólares por tonelada durante los próximos cuatro años aproximadamente. No estoy diciendo que se quedará ahí entonces; Al final obtendremos una respuesta de la oferta, pero esa respuesta de la oferta llevará más de cinco años”.