En concreto, 135.000 millones. Recorrido que se ha acentuado a lo largo del ejercicio: 159.000 millones en primavera, un salto del 78% respecto al segundo trimestre de 2020, y otros 160.000 millones entre julio y septiembre. El Venture Capital (VC) consolida su posición en el mercado.
En las últimas cinco décadas, la industria del VC ha fundado ideas empresariales que han logrado transformar los negocios y la economía internacionales. Siete de las diez firmas con más valor y capitalización bursátil del planeta recibieron ADN del capital riesgo, vehículo de financiación que está detrás de compañías de móviles, de coches eléctricos, motores espaciales o de las vacunas de ARN mensajero. La parálisis de la Gran Pandemia de 2020 ha dado lugar a un renacimiento inversor del VC. Con datos que certifican su plena recuperación. En los tres trimestres de 2021, el volumen de capital movilizado ha superado holgadamente la barrera de los 100.000 millones de dólares; a razón de 135.000, 159.000 y 160.000 millones, respectivamente. Con incrementos interanuales del 78%. Y un dominador claro entre sus receptores de fondos: las compañías que están en la última fase de emprendimiento. Por delante de las que se encuentran en estadios tempranos y las de periodos primigenios de seed investor o angel funder. Y casi todas, con sello tecnológico.
Los grandes fondos de capital riesgo fueron también los principales suministradores financieros, con 103.000 millones de dólares, el 64%, destinados en algo más de 400 empresas en todo el mundo, que aumentaron su valor conjunto en 100 millones de dólares en el tercer trimestre de 2021. Las carteras de inversión de VC con más de 100 millones crecieron en más de un 97% en términos inter-trimestrales anualizados, mientras que los que ostentan una cantidad inferior se revalorizaron entre julio y septiembre de 2021 en un 51% en comparación al mismo periodo del año anterior, según el estudio de CrunchBase, una plataforma con rango de unicornio o firmas en las que sus cuentas de resultados saltan de los 1.000 millones de dólares anuales.
Entre enero y septiembre, 26 firmas de capital riesgo respaldaron a compañías que superaron los 10.000 millones de valor bursátil. La mitad que en 2020. Con Robinhood liderando el ranking al pasar de una valoración de 1.900 a 32.000 millones en su salida a bolsa.
La turboalimentación de los mercados a través del VC podría superar, asegura The Economist en una reciente información, el medio billón de dólares. Pese al riesgo que lleva aparejado en el apellido esta fórmula de capital. Sueños egocéntricos de fundadores o propuesta de empresas o startups sobrevaloradas. Pero el ya largo recorrido de esta industria revela la trascendencia de sus líneas crediticias y su cada vez más fácil acceso a inversores ordinarios. Por su extraordinario y amplio panel de suscripciones de capitales en un universo competitivo que crece de manera exponencial. Y en un mundo que reclama constantemente más innovación y estrategias con más dinamismo y flexibilidad para alcanzar sus objetivos de ingresos, beneficios y ventas.
Desde su puesta en escena en la década de los sesenta, las VC han sido fórmulas eficientes para la financiación empresarial que han capitalizado sofisticadas operaciones, aunque sin renunciar a su origen de cottage industry- a partir de simples ideas de negocio. Hasta convertirse en unos auténticos semilleros de capital de empresas que, en la actualidad, rebasan los 18 billones de dólares de valor de mercado. Tanto como el PIB de EEUU. Si bien, de forma reciente, han acudido a financiar startups privadas con una fugaz trayectoria hacia la consideración de unicornios, al calor de las masivas salidas a bolsa de empresas como Rivian o Slack. En la pasada década dorada el índice de fundos VC americanos lograron una tasa compuesta de retorno del 17%.
En la actualidad, y con los tipos de interés próximos a cero, estos vehículos de inversión se han adentrado en fondos de pensiones y soberanos. También en la reestructuración empresarial que ha emergido en el ciclo de negocios post-Covid, ya que casi 600.000 millones de dólares se han colocado en acuerdos de integración de empresas, diez veces más que los niveles anuales de hace una década. Y no sólo en suelo estadounidense, donde florecen con mayor intensidad. Por poner un botón de muestra, el 51% de los acuerdos de M&A en el mundo ocurren fuera de EEUU con China como foco emergente e incubadora de unicornios y el sector tecnológico como punta de lanza. Detrás de firmas como Airbnb o Deliveroo está el VC.
Pero en el futuro inmediato el punto de mira del capital riesgo se focaliza en las energías limpias, el negocio aeroespacial y la biotecnología, que se encaminan a cifras de VC que duplican las de 2019. Dentro de industrias más abiertas y proclives a cerrar acuerdos de inversión con firmas de capital riesgo que, además, elevan sus niveles competitivos de manera constante, con nuevas clases de estrategias inversoras o de fórmulas de financiación en los mercados. Obviamente, no todo son elogios. La abundancia de sociedades de capital riesgo ha llevado a que, de las cien de mayor calado en 2021, más de la mitad (54) estén en números rojos, con unos 71.000 millones de dólares de pérdidas acumuladas. Porque los retornos de beneficios a largo plazo pueden no ser todo los rentables que se esperan por la bonanza de los primeros años. También suele surgir conflicto de intereses, como el Vision Fund de SoftBank, de más de 100.000 millones de dólares, pionero en financiar startups de crecimientos fulgurantes.