El Consejo de Política del Banco de Japón (BoJ) ha decidido por unanimidad mantener su postura monetaria ultralaxa, manteniendo el tipo de interés de referencia en el -0,1%. Esta tasa se mantiene desde enero de 2016, cuando el BoJ incursionó en terreno negativo por primera vez en su historia. La institución liderada por Kazuo Ueda también seguirá comprando la cantidad necesaria de bonos del Gobierno japonés sin límite establecido, con el objetivo de mantener los rendimientos de la deuda pública nipona a 10 años en torno al 0%.

Además de la compra masiva de bonos, el BoJ aplicará su política de control de la curva de rendimientos de la deuda pública. Esto significa que permitirá que la rentabilidad del bono de Japón a 10 años fluctúe en un rango de +/- 0,5 puntos porcentuales respecto del nivel objetivo. Sin embargo, la institución considera estos límites como referencias y no como límites rígidos en sus operaciones de mercado. Por lo tanto, ofrecerá comprar bonos soberanos de Japón con vencimiento a 10 años a un tipo del 1% todos los días hábiles mediante operaciones de compra a tipo fijo, a menos que no se presenten ofertas.

En un comunicado, el BoJ destaca las grandes incertidumbres que rodean la actividad económica y los precios en Japón. Esto incluye la evolución de la actividad económica y los precios en el extranjero, la evolución de los precios de las materias primas y el comportamiento de las empresas nacionales en la fijación de salarios y precios. Ante estas circunstancias, el Banco central japonés asegura que prestará "la debida atención" a la evolución de los mercados financieros y de divisas y su impacto en la actividad económica y los precios del país.

El BoJ se compromete a continuar con la relajación monetaria al tiempo que responde ágilmente a la evolución de la actividad económica y los precios, así como a las condiciones financieras. El objetivo es alcanzar de manera sostenible y estable el objetivo de estabilidad de precios del 2%, acompañado de aumentos salariales. Todo esto en un contexto de grandes incertidumbres tanto en las economías nacionales como internacionales y en los mercados financieros.

El Ministerio del Interior y Comunicaciones de Japón ha publicado los datos de inflación del mes de agosto. Según estos datos, la tasa de inflación de referencia en Japón, excluyendo el impacto del precio de los alimentos frescos, se situó en el 3,1% interanual, la misma tasa que en julio. En cuanto a la tasa de inflación general, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se moderó una décima en agosto, pasando del 3,3% en julio al 3,2% en agosto.

Por otro lado, la tasa de inflación subyacente, que también excluye la energía además de los alimentos frescos, se mantuvo en agosto en el 4,3%, el mismo valor que el mes de mayo. Los precios de los alimentos en Japón experimentaron una subida interanual del 8,6% en agosto, moderando ligeramente el ritmo de crecimiento en comparación con julio. Los alimentos frescos se encarecieron un 5,3%, también disminuyendo en relación al mes anterior. Estos aumentos en los precios de los alimentos son los principales impulsores de la tasa de inflación en Japón.