La Cámara de Representantes estadounidense ha votado esta noche a favor del acuerdo aprobado un día antes por el Senado, con lo que la aprimera potencia económica del mundo se ha salvado del abismo fiscal, evitando una crisis económica de repercusión mundial.
Una fuerte división en el seno del Partido Republicano ha retrasado la aprobación en la Cámara y ha obligado a su presidente, John Boehner, a sacar a votación el mismo texto enviado por el Senado. Fueron necesarios los votos del Partido Demócrata para sacar adelante una ley, previamente pactada con Barack Obama, que
incluye una subida de impuestos solo a los más ricos y prevé un breve aplazamiento de dos meses de los recortes de gastos que debían entrar el día 1 formalmente de este mes en efecto.
La ley, que en las próxima horas será firmada por Obama, pasó el trámite de la Cámara con 257 votos a favor y 167 en contra, pero sólo 85 representantes del Partido Republicano, de 236, que tiene la mayoría, le dieron su apoyo, por lo que fueron necesarios 172 votos demócratas, casi la totalidad del grupo.
Entre otras medidas, la legislación aprobada hoy, que entrará en vigor en cuanto la firme Obama, convierte en permanente el nivel actual de los tipos impositivos para un 98% de las familias y un 97% de los pequeños negocios. Aumenta, por el contrario, el impuesto para las parejas con rentas anuales superiores a los 450.000 dólares, que volverán a contribuir con un tipo del 39,6 %, como hace dos décadas, en lugar del 35 % actual.
El acuerdo no prorroga, sin embargo, la rebaja temporal de las retenciones sobre los salarios que aprobó el gobierno de Obama dentro de las medidas de estímulo a la economía, por lo que los estadounidenses sí que notarán a partir de mañana una reducción de sus salarios netos.
A través de esa combinación de subidas de los tipos y reducción de ciertas deducciones para los más ricos,
el Gobierno espera recaudar 620.000 millones de dólares en nuevos ingresos en los próximos diez años. La ley
amplía por un año, además, el subsidio de emergencia por desempleo que beneficia a 2 millones de estadounidenses. Por último,
aplaza por dos meses los recortes automáticos previstos en el gasto del Gobierno federal, lo que presagia nuevos enfrentamientos en poco tiempo entre republicanos y demócratas.
El resultado supone una victoria política para el presidente Barack Obama, defensor de la protección de la clase media.