Duro Felguera llevó a Samsung a los tribunales en 2016 debido a las pérdidas de 900 millones registradas en los trabajos realizados en el complejo de mineral de hierro de Roy Hill, en la región de Pilbara, ubicada en el oeste de Australia.

La operación de Samsung en el sector minero resultó un fiasco económico y acusó a la asturiana de no cumplir con los tiempos de entrega de materiales, por lo que ejecutó avales millonarios que servían de garantía por incumplimiento de contrato sobre el consorcio en el que se encontraba Duro Felguera, DFA.

Duro Felguera reclamó entonces a la tecnológica surcoreana avales indebidamente ejecutados, obras no pagadas en contrato y fuera de él y no reconocidas por Samsung al consorcio DFA tanto en la Corte Internacional de Singapur como en los tribunales de Australia. En el país oceánico la compañía asturiana ya recuperó 12,1 millones de euros.

Las acciones de Duro Felguera subieron ayer un 8,8% después de informar de la resolución del laudo, aunque este jueves cotizan con caídas cercanas al 2%.

El consejo de administración, con informe favorable de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones, acordó ayer nombrar director económico-financiero a Gonzalo Fernández-Ordóñez Cervera en sustitución de José Carlos Cuevas de Miguel.

Un beneficio de 61,6 millones de euros

Duro Felguera obtuvo en 2018 un beneficio de 61,6 millones de euros lo que supone dejar atrás los 'números rojos' de 2017 que ascendieron a unas pérdidas de 254,49 millones, según explicó la semana pasada. Pese a sus beneficios de este año, la asturiana cuenta con unos fondos propios negativos de 29 millones.

 

La compañía facturó 421,3 millones en 2018, lo que supone un 32,5% menos respecto al ejercicio 2017 cuando los ingresos ascendieron a 624 millones de euros. Esta reducción de la actividad de la compañía se debe a los problemas derivados de la situación financiera previa a la ampliación de capital, que ha provocado dificultades en la contratación de nuevos proyectos y a una disminución del nivel de producción.

El ebitda presenta un importe negativo de 155 millones de euros en 2018, un 10% superior que en 2017 cuando registró 173 millones de euros. Este resultado es consecuencia de la bajada de actividad, las dotaciones adicionales detectadas en determinados proyectos, los costes de restructuración y las provisiones extraordinarias correspondientes principalmente al deterioro de saldos a cobrar en Argentina y Venezuela. 

La cartera actual de la compañía registra más de 779 millones de euros a cierre de 2018, lo que aporta carga de trabajo por un periodo superior de más de un año. En este sentido, la contratación del ejercicio ha ascendido a 78,8 millones de euros, afectada por la situación financiera de la compañía durante 2018. 

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