A punto de acabar el mes de octubre, varios son los datos históricos, que tanto gustan a los estadounidenses, y que nos indican, como pueden marcar tendencia y cómo lo han hecho a lo largo de la vida de Wall Street. 

Desde Goldman Sachs nos indicaban esta misma semana que el pasado día 28 de octubre era uno de los mejores para invertir. Su director de la mesa de operaciones, Scott Rubner indicaba que se anunciaba además un periodo muy favorable para lo que queda de año. 

En concreto "el mejor periodo de negociación del cuarto trimestre en Wall Street con datos que se remontan a 1928 y con nueve días seguidos, estacionalmente hablando, de ganancias", referenciado claro al S&P 500. 

A su juicio, este 'buen periodo', con nueve semanas nada menos por delante, podría producirse porque, históricamente, también se produce en los años electorales. Se producen, tradicionalmente menores ventas de fondos y fondos de pensiones y de nuevo se reincorporan al mercado, para cerrar el año, las empresas. 

De hecho, es el periodo de recompra más importante del año para las compañías, en el caso de sus propias acciones, más del 50% lo hacen así. 

Y más allá, a las puertas de noviembre, ¿qué nos espera? De momento, según los datos de Carson Group, durante la última década y si se analizan todos los años desde 1950, también ha sido el mes más fuerte históricamente en años electorales.

No olvidemos que, de media, noviembre es el mes por excelencia para el S&P 500, en 11 de los últimos 12 ejercicios bursátiles, así ha sido, a punto de cerrar un octubre con avances para el indicador de indicadores algo superiores al 1%. 

Pero hay otra forma de medir, que también pone sobre la mesa Bank of América. En concreto, su estratega de investigación técnica, Stephen Suttmeier destaca que el S&P 500 presentan una estacionalidad alcista, siempre que haya tenido un desempeño positivo hasta este mes en curso a punto de terminar. 

Destaca que "cuando sube hasta octubre, sube de media en un 79% de los casos durante noviembre y diciembre que supone subidas de entre el 4 y el 4,27%, respectivamente para cada mes. 

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Pero no todo el mundo lo ve en positivo, ni mucho menos. Desde Raymond James, su analista Javed Mirza destaca que “El continuo deterioro de la amplitud del mercado y del porcentaje de acciones con patrones alcistas, junto con el debilitamiento del sentimiento de los inversores, serían coherentes con el desarrollo de una nueva fase correctiva del mercado de valores a medio plazo, de uno a tres meses”.  

Su visión indica que Wall Street se está acercando a su objetivo temporal para el repunte a medio plazo, que comenzó allá por el mes de agosto, por lo que, refuerza su opinión de que la relación riesgo/recompensa en los mercados de valores es pobre en los niveles actuales. 

Pero las elecciones presidenciales con el país muy enfrentado entre Donald Trump y Kamala Harris, pasa además por algunos efectos en los mercados. 

Entre ellos destacamos dos sectores en concreto que son el anverso y el reverso, si gana Donald Trump. Hablamos del petróleo y la energía verde. 

Y es que aunque el primero podría verse apoyado de facto por el expresidente americano. De todos es conocida su postura en contra del cambio climático, que no reconoce y la deslegitimación de la lucha contra ella. También apoya directamente a las compañías petroleras tradicionales, con la idea de apoyar al sector con ventajas fiscales y la eliminación de trabas administrativas para el fracking, así como para aumentar el nivel de las perforaciones en lugares como Alaska. 

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Todo lo contrario para la energía verde, que ha proliferado especialmente en la costa este del país, pero que, de ganar Trump, no cuenta con el apoyo del antiguo presidente. Pero incluso va mucho más allá de las elecciones presidenciales. 

Porque no olvidemos que también se renueva al completo la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. De forma que, los inversores están preocupados por una victoria republicana total con el control de las dos cámaras del Congreso y la llega a la Casa Blanca, lo que pondría en peligro la Ley de Reducción de la Inflación y probablemente conduciría a una erradicación de los proyectos de energía limpia.