DOW JONES Ind Average lleva una semana, cuanto menos de infarto. Atrás quedaron los momentos montaña rusa, de pérdidas generalizadas y recuperaciones como las que vimos este verano y que ya se han difuminado de forma drástica en el indicador. Siete días consecutivos de pérdidas, aunque rotos momentáneamente el miércoles, que devuelven a un territorio visitado, pero no explorado en los últimos tiempos, desde lo peor de la pandemia. Al final ayer mismo borraba lo ganado a mitad de semana.
La vuelta atrás de nuevo, significada como ahora veremos en su comportamiento durante el último mes evidencia el miedo cada vez más profundo del mercado a la recesión. Algo que poco a poco se descuenta con mayor magnitud y profundidad, en un terreno pantanoso, del que esta semana hemos tenido novedades. Desde Vanguard, por ejemplo, visualiza su economista senior internacional Andrew Patterson que el riesgo de recesión en Estados Unidos a 12 meses vista es del 25%, pero ese porcentaje se eleva al 65% su orbitamos en los próximos dos años.
Eso significa que, los mercados empiezan a leer que la drástica recesión de apenas dos trimestres técnicos puede tardar en llegan con un largo periodo de estanflación, con crecimiento reducido y elevada inflación a pesar del azote de la Fed. O quizá por eso. Crecimientos que esperan ya de solo el 1,5% para el PIB americano y que desembocan en subidas de nuevo abruptas en los tipos por parte de la Reserva Federal. Ese ya es un escenario que no hemos visto, territorio comanche y al que de verdad le tienen miedo los mercados. Una alargada agonía bursátil.
Sigue en directo la cotización de DOW JONES Ind Average
De momento es la lectura que hace Dow Jones que pierde un 2% en la última semana y casi un 6% en el mes precedente. sus caídas trimestrales alcanzan el 4,3% mientras que, en el año, los recortes alcanzan el 18,3%.
Se aleja por tanto de los 30.000, tal y como hiciera por primera vez desde el pasado 17 de junio la semana pasada, tras cerrar su quinta semana a la baja de las seis últimas en liza. Lo que más preocupa, no saber hasta dónde le pueden llevar y se pueden mantener estas caídas, donde está el fondo del pozo, que no termina de verse, al menos, a corto plazo. Y con sus valores claramente tensionados.
Es el caso del peso pesado, Apple, que esta semana volvía a perder claramente posiciones también por problemas propios, como la ralentización de las ventas de su iPhone14 que pueden mantener, pero no mejorar la producción de sus smartphones este mismo año en 90 millones de unidades globales, mientras traslada parte de su producción a China desde India por los problemas geoestratégicos y en la cadena de suministro. Todo ello le ha llevado a Bank of America a rebajar su PO hasta los 160 dólares y pasar de recomendar compra a neutral.
De hecho, en lo que llevamos de año apenas cuatro valores se salvan de la quema bajista que arrastra a sus 30 valores y solo dos de hechos, ganan posiciones decididas, que no elevadas. Es el caso de Chevron que, como buena petrolera y a pesar de las caídas de más del 14% acumuladas por el valor en la última semana, avanza un 20% en lo que va de ejercicio a cuenta de las distorsiones en el precio del petróleo en los mercados internacionales desatadas tras la invasión rusa de Ucrania.
De otro lado Merck & Co Rg-WI la compañía farmacéutica que mejora un 12% y se consolida como valor refugio tras la pandemia y ante la realidad económica que nos acecha.
En el otro lado, con recortes superiores al 30% anual nos encontramos con nada menos que 10 valores encabezados por Intel uno de los grandes damnificados por partida doble de la escasez de chips, por un lado, con los problemas de la cadena de suministro y de la menor demanda implementada y por el otro, de haberse quedado atrás dentro de la industria, a pesar de sus compras empresariales millonarias. Sus caídas superan el 47% anual.
También Nike -B-, un valor cíclico por excelencia que se ha visto claramente mermado por la coyuntura con pérdidas a doble dígito mensuales y que superan el 42% en lo que va de año.