Nos encontramos en una etapa de fin de ciclo, con las valoraciones muy cerca de máximos, crecimiento ralentizado y con los bancos centrales sacándonos del entorno de “excesiva liquidez” al que nos han tenido acostumbrados durante años. Variables que han provocado que el inversor más cauto se haya lanzado nuevamente a demandar productos garantizados.
De hecho, aunque es un producto que ha perdido peso en las carteras de los clientes en los últimos años, aún quedan más de 19.500 millones de euros de estos productos, de los que 1.492 millones vencen este año.
Ahora los partícipes de esos fondos tendrán que decidir si se acogen al derecho de separación o renuevan automáticamente. Si se acogen a la primera opción, es un derecho que por ley tiene todo partícipe para salirse de su fondo -bien a través de traspaso o reembolso- en caso de que haya cambios en el reglamento de gestión o folleto, como cambio en la política de inversión, entidad gestora o de las comisiones. La alternativa a esto es la renovación automática aunque esto, dicen los expertos, puede llevar a asumir un doble riesgo: que el dinero se reinvierta en un fondo que no sea acorde a su nivel de riesgo y, en segundo lugar, si el partícipe no está conforme con la nueva política “impuesta” por la gestora, no tendrá más remedio que pagar unas comisiones elevadas por el reembolso de sus fondos.
¿Cuáles son las alternativas de los expertos?
Por este motivo, la oferta conservadora, que había estado en segundo plano en los últimos años -especialmente cuando había que asumir algo más de riesgo para captar algo de rentabilidad- ha vuelto a escena. Un lanzamiento que tiene como objetivo retener a los clientes con dinero en fondos que vencen. Sólo el año pasado, en el entorno de mercado que hubo, se lanzaron en el mercado un total de 18 fondos garantizados, tanto de renta fija como de renta variable. La pregunta ahora es si es buen momento para mantener estos productos en cartera, acceder a los últimos lanzamientos o hay que cambiar.
Lo cierto es que, tirando de datos, 2018 fue de los pocos años en los que casi todas las categorías cerraron en negativo. Según datos de INVERCO, de las 20 categorías analizadas de fondos de inversión, tan sólo la de garantizado de rendimiento fijo consiguió cerrar en positivo; claro que, con una rentabilidad media del 0,06%. La “más perjudicada” fue la de renta variable euro resto, con pérdidas medias del 14,8%, frente a categorías como renta fija corto plazo o monetarios, que fueron las que menos perdieron en términos de rentabilidad.
Como categoría, los expertos creen que el salto lógico que deberían dar los partícipes de fondos garantizados es hacia la renta fija, tanto de gobiernos como corporativa. Eso sí, siendo muy selectivos con el horizonte y el tipo de activos en los que invierte. Ricardo Comín, director de ventas en Iberia y Latam de Vontobel AM cree que en Europa “los diferenciales en crédito corporativo se han ampliado -por la venta que hubo el año pasado- lo que ha hecho que este tipo de deuda sea más atractiva”. En la casa lanzaron hace tres años un fondo de renta fija corto plazo que “ahora mismo tiene una yield más alta que en la fecha de lanzamiento y eso se puede ver en el resto del mercado corporativo europeo”. De ahí que vean interés y recorrido en este tipo de activo.
Dentro de los últimos lanzamientos de las gestoras, destacan tanto los fondos de bonos flotantes como los de deuda subordinada, ambas estrategias aptas para el actual entorno de bajos tipos interés aunque con perspectiva de que suban. Un segmento en el que no todo vale sino que hay que buscar compañías que no vayan a tener problemas para repagar su deuda. Felipe Valera, Consejero Delegado de Buy and Hold reconocía a Estrategias de inversión que le gustaba bastante la deuda bancaria subordinada. “Al final los ROE (rentabilidad sobre recursos propios) son bajos, los bancos europeos en general están en un solo dígito y la deuda subordinada está remunerando más que las acciones”. Una situación de menor riesgo y mayor solvencia con un retorno mayor que hace que las compañías estén pagando más ahora que hace dos años siendo más solventes que entonces “porque han seguido limpiando su balance y capitalizándose”.
Dentro de la parte de renta fija, los expertos recomiendan echar un ojo a la deuda emergente pues, si pensamos que Powell va a ser más cauto con el proceso de subida de tipos de interés, el dólar va a sufrir y, por tanto, la deuda de los emergentes puede hacerlo mejor. A pesar de que en 2018 todos los segmentos de renta fija de esta región -gubernamental, corporativa, en divisa fuerte, etc.- sufrieron, habitualmente tras un año malo suele haber otro bueno. Un activo en el que se cuentan diferenciales en torno al 7% que, en el entorno actual, son muy interesantes.
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