Además, esta subida se ha producido en un entorno contradictorio, incluso hostil, lo que justifica la idea de que la corrección experimentada en el cuarto trimestre de 2018 era excesiva. No obstante, el contexto sigue siendo difícil:
i) la economía mundial se ralentiza, no solamente en Europa, sino también en Estados Unidos (aunque la duración del cierre del gobierno estadounidense ha limitado la publicación de datos estadísticos). Esta tendencia se refleja en los últimos indicadores adelantados disponibles
ii) se han revisado a la baja las previsiones de aumento de los beneficios empresariales: se han rebajado aproximadamente a la mitad, pasando de en torno al +10 % al +5 % en 2019 para el conjunto de los mercados desarrollados
iii) los riesgos políticos siguen amenazando la actividad económica y el comercio mundial, como el Brexit, la situación política de la UE antes de las elecciones europeas o las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos. Al igual que la aceleración de la caída, el rebote de los mercados —por lo menos técnico— de este inicio de año se materializó tras una actitud más tranquilizadora de la Reserva Federal estadounidense y las declaraciones del 4 de enero de su presidente, Jay Powell, que subrayó el bajo nivel de inflación y la voluntad de la Fed de ajustar su política monetaria con “rapidez y flexibilidad”. También cabe destacar que el lastre de las tensiones políticas se había reflejado ampliamente en la caída de los precios de mercado y que los gobiernos chino y estadounidense han entrado en una fase de negociación más “constructiva”.
Al examinar en más detalle las variaciones de este principio de año en Europa, se observa que: las materias primas y el petróleo se recuperaron tras los excesos de finales de 2018; los tipos de interés cayeron y favorecieron especialmente al sector inmobiliario (+10,7 %); los sectores cíclicos rebotaron, tanto las materias primas (+12,4 %), como el del automóvil (+11,6 %) o los valores industriales (+7,7 %); el de la distribución (+11,3 %) se recuperó tras su caída del mes de diciembre (-8 %) y tras unas buenas ventas navideñas. En cambio, los valores defensivos se quedaron rezagados y los de telecomunicaciones incluso cayeron un 2,4% tras las subidas experimentadas en los tres meses anteriores.
La magnitud del rebote, que ha tomado a muchos inversores por sorpresa, no indica una tendencia para los próximos meses. Mantenemos la perspectiva de un mercado sin tendencia y volátil durante todo el año. La temporada de publicación de resultados anuales de 2018 está mostrando rentabilidades naturalmente desiguales, pero las reacciones no han sido tan viscerales como a finales de año, lo que muestra que los mercados estaban entonces inmersos en un excesivo pesimismo, incluso en modo pánico.
En estos mercados volátiles y en un contexto de desaceleración económica, seguimos prefiriendo los segmentos de crecimiento en torno a la tecnología, la economía digital, el consumo, así como las tendencias a largo plazo relativas a la transformación de las economías hacia la electrificación, la disminución de la intensidad energética y las emisiones de carbono. Al mismo tiempo, limitamos la exposición de las carteras tras esta fase de subidas, pues a los mercados de renta variable podría faltarles fuelle para seguir esta fuerte dinámica alcista.
Laurent Jacquier-Laforge, CIO y director de gestión de La Française AM