Descubrir una tumoración en el cuello puede generar preocupación, pero es fundamental mantener la calma y acudir a un especialista para una evaluación adecuada. Según el Dr. César Canales Bedoya, jefe de servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Ruber Internacional, la mayoría de estas tumoraciones suelen ser benignas, aunque existen casos en los que pueden ser indicativos de enfermedades más serias.

El Dr. Canales Bedoya explica que, al notar una tumoración en el cuello, es importante considerar diversos factores:

  • Tamaño: Si es pequeña o ha crecido con el tiempo.
  • Movilidad: Si se mueve al presionarla o parece fija.
  • Dolor: Si causa molestias o es indolora.
  • Síntomas asociados: Fiebre, cambios en la voz, dificultad al tragar, pérdida de peso, entre otros.

“Si bien muchas tumoraciones en el cuello pueden deberse a infecciones leves que provocan la inflamación de los ganglios linfáticos, también es posible que se trate de una condición más compleja. Por eso, es importante acudir a un médico especialista para una valoración oportuna”, indica el doctor.

Existen múltiples causas que pueden provocar la aparición de una tumoración en el cuello. Tal y como indica el jefe de servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Ruber Internacional, estas pueden clasificarse en benignas y malignas.

Entre las causas benignas más frecuentes se encuentran:

  • Ganglios linfáticos inflamados: Generalmente, consecuencia de infecciones virales o bacterianas.
  • Lipomas: Tumores de tejido graso que no suelen representar un peligro.
  • Quistes congénitos: Malformaciones presentes desde el nacimiento.
  • Tumores benignos del tiroides: Nódulos tiroideos no cancerosos.
  • Tumores de glándulas salivales: Normalmente de origen no maligno.
  • Abscesos: Acumulación de pus debido a una infección localizada.

Pero el Dr. César Canales advierte que algunas tumoraciones pueden ser malignas:

  • Linfomas: Cáncer que afecta el sistema linfático.
  • Cáncer de tiroides: Puede presentarse con nódulos en la glándula tiroidea.
  • Metástasis: Propagación de células cancerosas de otros órganos como pulmón, cabeza y cuello, mama, estómago, entre otros.
  • Tumores de glándulas salivales: Algunos pueden ser malignos.
  • Cáncer de faringe, laringe o cavidad oral: Suelen estar asociados a factores como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.

Es por este motivo por el que el doctor insiste que cualquier alteración en el cuello debe ser evaluada por un médico, preferiblemente un cirujano. “Detectar la enfermedad a tiempo puede influir considerablemente en el tratamiento y evolución del paciente”, señala el especialista.

Para llegar a un diagnóstico certero, el profesional realizará una historia clínica detallada, análisis de laboratorio y pruebas de imagen: ecografía que permite visualizar la estructura de la tumoración; tomografía computarizada que aporta información detallada de la zona afectada; biopsia o citología por aspiración con aguja fina (PAAF), “técnica utilizada para determinar la naturaleza del tejido afectado”, explica Canales Bedoya.

En este sentido, el cirujano reconoce que contar con un diagnóstico preciso nos permite definir el tratamiento más adecuado para cada paciente, ya sea una intervención quirúrgica, tratamiento médico o seguimiento clínico.