Se trata de una expresión que hace referencia a que en las últimas décadas hay una mayor propensión a aumentar el porcentaje de ahorro con respecto al que se invierte. No quiere decir que a nivel global no se invierta dinero, sino que se dedica un mayor porcentaje a guardarlo.
Esto debería haberse podido aplicar también a la renta variable, aunque lo que se ha podido observar desde comienzos de este siglo es que al mismo tiempo que se reduce la rentabilidad de los bonos, aumentan los retornos de las acciones. Esta mayor rentabilidad ha ayudado, de hecho, a que se incremente el diferencial entre los dos tipos de activos. En estos últimos quince años, de hecho –explican los analistas-, lo que más ha contribuido a rebajar el retorno de los bonos ha sido, precisamente el apetito por activos de más riesgo.
Uno de los personajes que antes se refirió a esta teoría del hambre del ahorro fue Ben Bernanke, que ya en 2005 dijo que esa propensión al ahorro de los países emergentes era el responsable de la caída de la rentabilidad a largo plazo de los bonos soberanos de las economías desarrollados desde 1990. Yendo un poco más allá, los expertos de Goldman Sachs señalan que aunque en un principio esta consecuencia se vio como algo positivo, lo cierto es que algunos señalan que al final fue la responsable del boom crediticio que desembocó en la crisis de 2007-2008.
¿Qué ha pasado en España?
Según Inverco, los partícipes en fondos Monetarios y Renta Fija a Corto Plazo ha disminuido de forma continuada desde el 23,2% del total a finales de 2012 hasta el 16,2% en agosto 2015. Por el contrario “el 41,1% de los partícipes, mantienen sus inversiones en Fondos con alguna exposición a renta variable (Mixtos y Renta Variable) desde el 21,5% existente en diciembre 2012. Asimismo, el número de partícipes de Fondos Garantizados disminuye desde el 41% del total en 2012 hasta el 12,2% actual. Analizando la distribución del número de partícipes por categorías de inversión, se observa que los partícipes más numerosos son los que invierten en productos mixtos (22,1% del total), mientras que los inversores de renta variable pura representan ya el 18,8% del total”.
No es de extrañar, si se tienen en cuenta las rentabilidades de los productos de renta fija en España, tal y como puede verse en la siguiente tabla.
Si usted tiene un fondo de pensiones de renta fija en nuestro país, sepa que sólo superará una rentabilidad anual del 3% en plazos superiores a los 20 años. Aunque la inflación en estos momentos está muy baja, ha habido muchos años en que superaba con fuerza ese porcentaje, con lo que la rentabilidad que usted habría obtenido con este tipo de fondo habría sido negativa.
Lo mismo ocurre con los planes de pensiones. Según los datos de Inverco, en el largo plazo (25 años), la rentabilidad media anual alcanza el 4,8% para el total de Planes. Asimismo, en el medio plazo (5 y 10 años) los Planes de Pensiones presentan una rentabilidad media anual del 3,8% y 2,3% anual. Sin embargo, cuando hablamos de renta fija, el retorno sólo supera el 3% cuando el vehículo se tiene en cartera durante más de 20 años.
No es un tema menor, si se tiene en cuenta que los españoles se decantan, cada vez más, por invertir sus ahorros a través de fondos de inversión. Los últimos datos de Inverco muestran que en septiembre había crecido en un millón el número de partícipes que había entrado en algún fondo desde enero. Esa cifra se ha aumentado en tres millones desde 2012 y en la actualidad en España hay algo más de 7,5 millones de personas que invierten de esta manera.
Tengan en cuenta, además, que todos los expertos señalan las consecuencias que podría sufrir su fondo o su cartera de renta fija cuando Estados Unidos o el resto de Bancos Centrales de todo el mundo comiencen a subir tipos. (Estrategias para cubrir nuestra cartera de renta fija ante una subida de tipos)
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