América Latina fue golpeada por la crisis del Covid-19 más tarde que el resto de zonas. Desde finales de marzo, el ritmo de contagio se ha acelerado bruscamente. Hasta el 22 de abril, el número de personas infectadas con el virus había alcanzado los 95.584 en los 11 principales países de la región. Brasil es el más expuesto con 40.581 casos confirmados (ver gráfico 1).
Ante la gravedad de la pandemia que debería intensificarse en los próximos días, la mayoría de los países han adoptado medidas para proteger a sus poblaciones: estricto confinamiento en Argentina, cierre de fronteras aéreas y / o terrestres en casi todos los países, estado de emergencia sanitaria y toque de queda parcial en Ecuador, estado de sitio en Chile, cuarentena total en Venezuela.
Según Groupama AM, la crisis de salud irá acompañada de una profunda crisis económica. Llega en un momento en que la región apenas se ha recuperado de las turbulencias vinculadas a las protestas sociales y las crisis políticas que ocurrieron en el otoño de 2019. El crecimiento ya era lento, debido a la débil demanda interna en un contexto internacional sombrío (ver gráfico 2).
En este sentido, la pandemia del Covid-19 solo acentúa las dificultades ya existentes. Su impacto en la actividad económica será severo, especialmente en el segundo trimestre debido a la parálisis del aparato productivo resultante de las medidas de confinamiento y las dificultades encontradas por ciertos sectores como el turismo. Los impactos externos también pesarán, incluida la caída de la demanda mundial, las salidas masivas de capital y el colapso de los precios de los productos básicos.
Con un pico esperado de la pandemia durante el mes de mayo en la región, es probable que la crisis económica dure. En última instancia, la región experimentará una profunda recesión en 2020, convirtiéndola en una de las zonas emergentes de mayor riesgo (junto con Centro Europa y Europa del Este). Dentro de la región, Argentina, México y Brasil serán los más afectados, junto con Venezuela, cuya economía ya estaba sumida en la crisis mucho antes de la aparición del coronavirus.
En este contexto, Groupama AM considera que las preocupaciones se centran en la capacidad de las economías latinoamericanas para capear la crisis. Al igual que en todo el mundo, el impacto sanitario llevó a las autoridades locales a adoptar medidas para apoyar la economía. Desde marzo, se han realizado bajadas de los tipos de interés de referencia, especialmente en Brasil, Chile y Perú, y se han anunciado planes de estímulo fiscal con ayudas dispares, que varían entre el 1,2% del PIB en Argentina y el 12% del PIB en Perú.
Sin embargo, las autoridades tienen poco margen de maniobra. Si la baja inflación permitió una mayor relajación monetaria, los tipos de interés de referncia ya están en niveles históricamente bajos en algunos países, mientras que la crisis financiera limita el alcance de la acción del banco central en Argentina. En el aspecto presupuestario, la implementación de planes de estímulo debería causar un shock en las finanzas públicas ya degradadas antes de la aparición del coronavirus.
De hecho, el aumento de la deuda (ver gráfico 3) llevó a la mayoría de los gobiernos a adoptar medidas presupuestarias austeras, particularmente en términos de gasto social (salud y educación), penalizando a los hogares y, en última instancia, acentuando las desigualdades y la pobreza. Este es particularmente el caso en Argentina y Brasil.
Además, Standard & Poor's redujo a principios de abril la perspectiva de la calificación soberana de Brasil de "Positiva" a "Estable" tras los esfuerzos presupuestarios anunciados por las autoridades brasileñas para mitigar el impacto económico de la crisis sanitaria. En este momento se descarta una quiebra, especialmente en Argentina gracias al plan de ayuda del FMI para la sostenibilidad de la deuda.
Finalmente, América Latina no es inmune a una mayor agitación política. La pandemia ha resaltado una vez más las profundas deficiencias en la gobernanza en la región. Si bien las medidas preventivas se implementaron rápidamente en Argentina, Perú y Chile, se observaron retrasos en México o Brasil, donde los presidentes continúan minimizando la gravedad de la situación.
Con el número de víctimas que aumentará en las próximas semanas debido a la rápida propagación del virus y un sistema hospitalario ineficiente, así como al aumento de la desigualdad y la pobreza, la gestora concluye diciendo que el malestar social podría resurgir una vez que se detenga la epidemia, lo que conlleva grandes riesgos políticos.