“Somos prisioneros de los mapas mentales que creamos.” ¿No os ha pasado nunca que miráis un gráfico y lo veis clarísimo? ¡Esto va para arriba! Sin embargo, le preguntas al de al lado y ve justamente lo contrario. La mayoría de mi trayectoria profesional la he desarrollado en salas de trading, así que experimento esta situación continuamente, acto seguido a la conversación se crea una atmosfera ancestral y cada uno sigue en sus treces pensando que el otro se equivoca. Hay un dicho japonés que dice… ”Si quieres saber del mercado, pregúntale al mercado” Señores no os preocupéis, necesitamos compradores y vendedores, más tarde sabremos quién gana la partida. ¿Por qué ocurre esto? El cerebro es un motor de búsqueda pero a veces ya lo llevamos programado con una idea preconcebida (alcista o bajista) enfocamos esta hipótesis y localizamos patrones e indicadores que corroboran este estudio.


“Sobrevaloramos lo que poseemos en propiedad”
Sí un grupo de personas tiene unas acciones llamadas X y a otro grupo de personas les regalamos esas mismas acciones llamadas X. ¿Quién cree usted que las querrá vender más caras? Por regla general, los que poseían las acciones exigen más dinero, siendo exactamente las mismas y valiendo exactamente lo mismo.

“No debemos tener miedo a las consecuencias” siempre solemos hacer un pronóstico de cómo nos sentiremos si perdemos. Imaginamos como nos sentiremos sí nuestra acción comprada es alcista e imaginamos como nos sentiremos si nuestra acción comprada es bajista. Pero siempre este “pronostico afectivo” es incorrecto. Sobreestimamos los efectos buenos que por regla general son efímeros y tememos las experiencias dolorosas pensando que no las superaremos, por suerte pasan antes de lo que creemos. ¿Nunca se ha llevado un gran palo en bolsa y decidió que nunca volvería a operar? Si la respuesta es sí y está leyendo este artículo, señal de que lo ha superado.

“Ten en cuenta tus emociones” decidir bajo los efectos de una emoción puede afectar al resultado. Un estudio universitario americano, nos advierte que tomar decisiones bajo el sentimiento del enfado te lleva a tomar la primera de las opciones que se te ocurren. Al parecer, el enfado nos vuelve impulsivos, egoístas y dispuestos a correr riesgos. Mientras que estar tristes nos ayuda a decidir mejor. De hecho, los individuos deprimidos tienen la visión más realista del mundo, los psicólogos incluso lo llaman: “realismo depresivo”.


“Cuidado con las comparaciones”. A menudo nos encanta comprar gangas o valores en rebaja. A menudo, en nuestra sala preguntamos a inversores porque compran un valor X y nos dicen…”Es que esta barato” ¿barato, ganga, rebaja..? En que nos basamos para decir esto ¿en el precio de salida a bolsa, o en el precio al que estaba hace un año? Todos hemos visto valores que valían 100€ costar 300€ y valores que valían 100€ quebrar. En los activos cotizados no existen los términos barato ni caro, no se guie por esos principios. Su activo cuesta lo que compradores y vendedores están pagando por él. Los psicólogos aseguran que este proceso mental es muy difícil de neutralizar, siempre tenemos en nuestra cabeza algún punto de partida.

No pierdas tiempo lamentado lo irremediable. ¿Eres de los trader que se queda enganchado en un negocio porque invirtió el doble de lo que debía? La fuerza que motiva esta decisión se llama falacia de la inversión cuantiosa. La Universidad Estatal de Ohio, demostró con un grupo de estudiantes lo fácil que nos dejamos engañar. Cogieron dos grupos de estudiantes y les vendieron entradas para un viaje a la nieve por 100 dólares, luego les ofrecieron otro viaje más barato a 50 dólares pero con mejores calidades. Cuando habían pagado ambos viajes se les comunico que ambos coincidían con la fecha de salida, es decir debían elegir uno. Pues por extraño que parezca, la mayoría eligió el viaje menos atractivo y más caro debido que le había costado más dinero. Cuanto más gastamos en algo, más amarrados estamos con ello. La estrategia recomendada es abandonar a tiempo las malas inversiones.

Confía en tu intuición. Podemos dejar de actualizar nuestros modelos mentales y tener la humildad de aceptar que trabajamos en un mundo de muchísimas variables cambiantes. Sí se acerca de nuevo al gráfico con la mente vacía seguramente se le irán clarificando las ideas, confía en tu intuición!. Aunque solemos pensar que tomar buenas decisiones exige tiempo, hay un estudio de la universidad de Princenton que aclara que tardamos una décima de segundo desde que vemos una cara nueva para formarnos un juicio sobre lo competente, fiable, agresiva, simpática y atractiva que es una persona. Y si nos dan un segundo más lo único que hacemos es reafirmar nuestro juicio. Otro estudio corrobora que cuando los artículos de compras son sencillos como los alimentos o la ropa, quedamos más satisfechos cuanto más tiempo empleamos. Sin embargo cuando se trata de artículos más complejos como los productos financieros, solemos quedar más satisfechos cuanto menos tiempo empleamos.

Reduce tu gama de opciones. Siempre pensamos que tener muchas opciones es bueno, pero esta contrastado que se deriva más placer de elegir un chocolate entre 5 que entre 30. Es preferible tener varias opciones pero las justas para que nuestra capacidad para procesar información, no se confunda. Sabemos la amplitud del mercado financiero, sentirnos cómodo en nuestra parcela de mercado con nuestro método seleccionado y nuestros screeners programados harán que reduzcamos nuestras opciones y mejoremos nuestra toma de decisiones.
Podríamos concluir que para abstraernos de estos procesos las palabras mágicas serian la audacia para decidir y la humildad para rectificar, además debemos analizar los mercados desde distintos prismas que nos permitan mirar y ver con claridad la realidad que nos envuelve y no la fantasía que solemos percibir.