De hecho, mantiene Lynn que hay cuatro grandes factores en el mercado que le llevan a pensar que los mercados saltarán más que un ardilla que acaba de beberse una lata de Coca-Cola. Estas son la tecnología, una crisis en los bonos soberanos de la Zona Euro, el auge de los mercados fronterizos y un colapso en los beneficios empresariales. La pregunta del millón para este experto es cuándo estallarán.
Si nos fijamos en el S&P 500, este índice no ha conseguido moverse más de un 1% en un día desde mediados de abril. El VIX, conocido como el índice del miedo porque mide la volatilidad futura prevista, está en sus mínimos históricos. Y no son sólo los títulos sino también las divisas. El índice global de volatilidad de divisas de JP Morgan se hundió hace una semana en su nivel más bajo desde 1992... "La emoción se ha desvanecido en cualquier mercado al que miremos", mantiene este experto que, no obstante, admite que es cierto que los mercados tipo "montaña rusa" de los últimos treinta años, con sus bruscas oscilaciones entre la euforia alcista y bajista, no son necesariamente la norma histórica.
Hace varios años, JP Morgan analizó los desplomes y fijó una caída del 15% en el valor del S&P 500 a lo largo de un periodo de 15 días como su definición de crisis. En el periodo posterior a 1946, sucedió una vez en 1962 y otra en 1987, pero después hubo que esperar hasta 2002 para ver una caída del 15% en el S&P 500.
Al respecto, señala Matthew Lynn que "alguien podría dedicar toda su carrera a las finanzas y sólo ver esa clase de volatilidad una vez en la vida. De hecho, los mercados no siempre oscilan como un yoyó. Durante muchos años, pueden subir con firmeza y éste podría ser uno de esos periodos".
¿Cuáles son las razones? Hay muchas justificaciones para esta subida. Algunos analistas piensan que es un "efecto secundario" de los bancos centrales y de la impresión indiscriminada de dinero, mientras otros justifican este hecho en el menor número de empresas cotizadas que existen en estos momentos.
Sin embargo, una cuestión más relevante es, si los mercados se van a convertir de nuevo en una "montaña rusa", cuál será el detonante. Aquí, el periodista de MarketWatch, ofrece cuatro posibilidades.
1. La tecnología. Las operaciones informatizadas de alta frecuencia se llevan la culpa de gran parte de la volatilidad de la última década, incluidas las crisis relámpago. Una normativa más estricta y ordenadores más inteligentes podrían haberlo evitado pero sigue habiendo mucha innovación tecnológica en las finanzas, desde los préstamos entre iguales hasta la financiación en masa u operaciones basadas en las redes sociales. ¿Significa que los mercados son más seguros o peligrosos? Nadie lo sabe pero la última tanda de innovaciones ha creado mucha más volatilidad y sería precipitado asumir que ésta no lo haga también.
2. Los bonos de la Zona Euro. No hay que ser un genio de las finanzas para entender que algo muy raro está pasando en el mercado de bonos de los periféricos del Viejo Continente. La rentabilidad de los bonos españoles, italianos y franceses están en niveles de lo que paga Estados Unidos por financiarse o incluso por debajo... Algo que llama la atención si tenemos en cuenta que todos estos países tienen un crecimiento de casi cero, unos índices espeluznantes de desempleo, deuda pública fuera de control y una moneda que les da pocas esperanzas de poder inflarse para salir de los problemas. Una hipoteca subprime de Florida a nombre de un perro es una apuesta más segura. Como regla general, cuando los mercados sobrevaloran salvajemente un activo, grandes problemas están a la vuelta de la esquina. Y ahora no hayn ninguna razón para pensar que esto va a ser diferente.
3. Los mercados fronterizos. Dado que casi todos los mercados emergentes tradicionales son en realidad países de renta media, con prácticamente los mismos problemas que sus colegas desarrollados, la acción real ha pasado a los mercados fronterizos de Oriente Medio, África y Asia central. No hay duda de los altos rendimientos potenciales aunque también conllevan riesgo. Si la volatilidad desciende, que nadie se lo diga a los agentes de Dubai, por ejemplo. Ha pasado de ser un mercado fronterizo a emergente este año, aunque eso no ha evitado una caída del 22% en junio. A medida que los mercados fronterizos y emergentes cobren importancia, y seguro que lo harán, la volatilidad volverá.
4. Caída de los beneficios empresariales. Los mercados no son más que un reclamo de ganancias corporativas. En la última década, el porcentaje que representan los beneficios empresariales en PIB han marcado máximos históricos. En estos momentos, este ratio está por encima de 10% del PIB en Estados Unidos, frente al 5% o menos que se registró en la década los 80. durante gran parte de la década de 1980. Y cuando algo llega a su máximo histórico, sólo puede ir en una dirección: hacia abajo. Pero si los rendimientos caen, elmercado bursátil se irá con ellos y también los bonos corporativos.
Con todo esto, Matthew Lynn quiere dejar claro que la calma no es el estado natural de los mercados. "Las oscilaciones salvajes volverán muy pronto y una de esas cuatro tendencias será el desencadente más probable". Lo que nos queda por ver es cuál.
María Díaz